Dos goles y espectáculo. Fue la gran noche de Cazorla. Su fútbol de dibujos animados, su magia, sus regates, sus cambios de ritmo y también su gran corazón dieron calor a una noche gélida en La Cerámica, con un magnífico partido de los amarillos. El Mago movió su varita y enseñó la chistera a diestro y siniestro a las megaestrellas del Real Madrid. Don Santiago sacó el libro y dio un recital de cómo se juega a este deporte. La gran pena es que su exhibición no sirvió para sumar de tres al Villarreal, castigado por sus grandes errores en defensa que le privaron de un triunfo más que merecido. Pero con esa actitud y esa forma descarada de jugar al fútbol, el equipo amarillo irá hacia arriba como la espuma, a poco que tape sus agujeros atrás. Y además, el punto sirve para salir de los puestos de descenso, por golaveraje, a costa del Athletic. Lo psicológico también es importante.

Luis García ha pedido centímetros y refuerzos en el eje de la zaga y la medular. Igual que su antecesor en el banquillo. El Real Madrid, que hizo muy poco en ataque para marcharse al descanso con ventaja, refrendó el diagnóstico de dónde se encuentran los males del Villarreal. Marcarle un gol al Submarino se cotiza muy bajo, porque este equipo es demasiado vulnerable en defensa. Todas las cosas buenas que exhibió el conjunto groguet en su juego ofensivo, se cayeron como un castillo de arena cuando las olas se acercan a la orilla de la playa, por la concatenación de fallos individuales de una retaguardia de cristal de porcelana fina. Y eso que Luis García bunkerizó anoche el centro del campo con la pareja Javi Fuego-Cáseres, lo que liberaba a Cazorla, Fornals y Samu de las ataduras ofensivas. El Madrid casi ni tuvo que forzar la maquinaria.

Los comienzos fueron excelentes. El tsunami Chukwueze se llevó por delante a Marcelo cada que vez que el nigeriano le encaraba. A los dos minutos, ya se había presentado a los pies de Courtois en solitario, después de un eslálon gigante sobre el césped de La Cerámica, pero le faltó una punto de precisión en la definición, además de que los reflejos del portero belga también hicieron lo suyo. Un minuto después, otra incursión de Samu concluyó con una genial asistencia sobre Cazorla y el Mago escondió el balón, con ese arte que distingue al asturiano, fuera de cualquier alcance de Courtois. Un golazo de crack con la firma de un futbolista diferencial.

DEL 1-0... AL 1-2 // El Villarreal había comenzado dejando buenas sensaciones con el balón en los pies y con una gran lucidez en su juego ofensivo. Sin embargo, otra cuestión distinta era defender. Ni Álvaro ni Víctor Ruiz estuvieron anoche a la altura. Descolocados, erráticos en el pase y muy vulnerables por arriba. Benzema lo tuvo muy fácil para rematar plácidamente y batir a Asenjo, después de un centro desde la derecha de Lucas Vázquez. Solo había durado tres minutos la alegría en el Villarreal.

Pero Cazorla continuó a lo suyo. Asumió toda la responsabilidad y ejerció de líder. Movió a su equipo cuando y como quiso, convirtiéndose en el dueño y señor del centro del campo. Chukuweze se aprovechó de su clarividencia y para convertirse en un tormento para el Madrid con sus regates y velocidad. El flamante campeón del mundo no se encontraba cómodo, pero ante la proximidad de los Reyes Magos, no quiso desaprovechar los regalos de su oponente. Únicamente tenía que quitarles el envoltorio y meterlos al zurrón. Mas fácil imposible. Una falta lateral supuso el mismo peligro que un penalti, porque Varane remató con una comodidad pasmosa y el 1-2 subió al marcador. Nunca lo tendrá tan fácil el equipo de Solari. Hasta pudo llegar el tercero del Madrid en un grave error en la entrega de Layún, impropio de un jugador de su experiencia. Afortunadamente, Modric estaba en fuera de juego, en el remate final.

De nada servía el buen fútbol de los Cazorla, Chukwueze, Fornals y compañía, porque todo lo bueno que hizo el Villarreal, se desparramó por el desagüe de sus veleidades defensivas.

Los amarillos salieron sin complejos en la segunda mitad. El Madrid, ya sin Bale (de nuevo lesionado, dejó su sitio al controvertido Isco) se atrincheró en su campo y defendió a muerte su exigua ventaja con mucho oficio, sin rendijas y con esa solvencia atrás que, anoche, fue el factor diferencial. El equipo de Luis García generó juego y llegadas a los dominios de Courtois. El entrenador del Villarreal sacó más pólvora con la entrada de Bacca y Toko-Ekambi. El juego del Submarino era fluido, pero delante tenía a un adversario bien asentado y que no cometía errores. Regalos blancos, ni uno.

El equipo de Luis García tiró de carácter. Los últimos 25 minutos fueron totalmente de color amarillo. El Real Madrid se vio superado por las constantes embestidas de Ekambi, Fornals y Chukwueze, manejados a control remoto por Cazorla. El pequeño mago hizo uno de los mejores partidos de su carrera. A su rico elenco de recursos técnicos unió su gran corazón y su pundonor. Viéndole jugar, era increíble pensar que había estado a punto de dejar el fútbol después de un par de años sin saltar a un campo. Cazorla, o Don Santiago, como prefieran, marcó con sus 168 centímetros de estatura un gol de cabeza que ponía justicia en el marcador. Estaba donde están los mejores y vio el pase de Fornals para empujar el balón con todo su alma a la red.

TODO ABIERTO // En los últimos 10 minutos, con el Madrid lanzado a buscar el tanto del triunfo para no descolgarse a siete puntos del Barcelona en la lucha por el título, el Submarino tuvo la victoria a su alcance en varias contras. El Villarreal fue mucho mejor que el Real Madrid. Un punto de inflexión para rescatar la mejor versión de este grupo de jugadores que anoche encontró en Cazorla ese líder que necesitaba. Fútbol y calidad hay mucha, ahora hay que tapar los agujeros en defensa. Un 2-2 ante el Madrid siempre es positivo, aunque quede el sabor de que pudieron ser tres puntos en lugar de uno.

JUEVES

4 DE ENERO DEL 2018

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