La continuidad de Zidane en el banquillo del Real Madrid la temporada que viene sigue a expensas de lo que ocurra el 6 de marzo ante el PSG, pero el francés insistió ayer en que su intención es seguir al frente, porque no sufre el desgaste suficiente como para tirar la toalla. La serie de resultados positivos que los blancos pretenden ampliar hoy en Butarque ante el Leganés, su verdugo en la Copa del Rey, en el partido aplazado por el Mundial de Clubs (18.45 horas, beIN LaLiga), lleva a Zidane a mostrarse más sereno.

Cree que su equipo puede haber encontrado la línea regular que necesita para adquirir el impulso adecuado para buscar otro éxito de gran impacto en la competición europea. Seguir progresando en LaLiga es, a su juicio, un factor indispensable para pelear por el único título en el que todavía le quedan posibilidades. «Estoy con las mismas ganas. Disfruto cada día. Entrenar al Madrid supone mucho desgaste, pero soy joven. No tengo 75 u 80 años para decir que estoy cansado de entrenar. Tengo 45, soy joven y todavía tengo margen», reiteró Zidane, que a las bajas de Marcelo y Kroos suma la de Modric, con problemas en el bíceps femoral. Además, podría dar descanso a Cristiano Ronaldo.