Argentina derrotó a Bolivia 2-0 con un Lionel Messi inspiradísimo, que anotó un tanto de penal, llegó a las 50 dianas con el seleccionado y le quedó momentaneamente anudado en la garganta el grito de gol 500 en toda su carrera. “La verdad es que conseguimos lo que pretendíamos, los seis puntos para hacer bien nuestra eliminatorias: estamos yendo de menor a mayor”, dijo el astro del Barça, después del partido que se disputó en la provincia deCórdoba. Más allá de la satisfacción personal, el equipo que dirige Tata Martino gana pero no convence. Cuenta con Messi, Higuain,Agüero y Di María, pero ese potencial no se refleja en el juego ni en los números. Los socios de Leo no aparecen en su dimensión. En seis partidos de las eliminatorias convirtió seis goles, y dos de ellos los ha hecho Gabriel Mercado, el lateral derecho del River Plate que irrumpe como revelación. Pero nadie le quita la alegría al mejor del mundo, que otra vez festejó con intensidad el triunfo. El césped estadio Mario Alberto Kempes lució un estado deplorable. “No ayudaba mucho para jugar“, dijo el crack. Con este resultado,Argentina alcanzó la tercera posición en la tabla de las eliminatorias, con 11 puntos, y quedó a dos de Ecuador y Uruguay, que se impuso en Montevideo a Perú por 1-0. El tanto lo anotó Edison Cavani a los 51 minutos, después de un pase magistral de Luis Suárez. Argentina y Uruguay se enfrentarán en agosto. Esta vez, Messi jugará contra Suárez. Brasil, en tanto, resurgió sobre el final y se salvó de una paliza paraguaya. El partido terminó 2-2. Por ahora, la “canarinha” está afuera de los puestos para meterse en el Mundial 2018.

“Leo hizo un gran partido y podría haber hecho un gol más. Sigue asombrándonos pero es esperable y va a seguir haciéndolo; los argentinos estamos felices de tenerlo con nosotros”, comentó Martino. Los cordobeses no dejaron de aclamarlo. El estadio vibró al grito de “Messi, Messi”, como suele suceder en el Camp Nou, cuando La Pulga se sacó a cinco rivales del camino. Los aplausos bajaban de las tribunas cada vez que tocaba el balón. “Lo de la gente de Córdoba fue impresionante, una vez más”, dijo el capitán, quien volvió a dejar su marca no solo en el juego. Cuando entraba al camarín, lo estaban esperando unos chicos que eludieron la seguridad. Antes que vinieran a buscarlos, les regaló su pantalón. “El Messi de la gente”, comentó el diario deportivo Olé.

Los jugadores del seleccionado no quisieron jugar en Buenos Aires. Siente que el público es más frío y solo se despierta si el viento sopla a favor de manera inequívoca. Es en Buenos Aires donde las pasiones son más encontradas y suele prevalecer el exitismo. Enojados por el desaire que tuvieron después de perder sorpresivamente ante Ecuador, en el debut de las eliminatorias, convinieron, aunque nunca lo expresaron públicamente, que era mejor darle por el momento la espalda a la capital y sentir el aliento del interior. Messi no estuvo en los primeros partidos, pero, como capitán, se sumó a ese deseo. “No depende de nosotros jugar en Buenos Aires o en el interior, lo importante es que se sienta el público como hoy”, dijo no obstante.

La Pulga tuvo protagonismo en los dos goles. Corrían los 19 minutos del primer tiempo. Messi arrancó solo por la derecha y, como ocurrió durante todo el partido, los bolivianos tuvieron que recurrir a la falta para detenerlo. Leo estaba a 30 metros del arco. Ejecutó la falta rápidamente y habilitó a Higuaín. El delantero del Napoli se la tocó por arriba al portero Quiñonez, pero en la línea apareció Ronald Eguino para evitar el gol. La pelota quedó en los pies del ex Madrid, quien se la cedió a Mercado para abrir el marcador. Nueve minutos más tarde, el árbitro Jesús Valenzuela, de Venezuela, vio penal inexistente contra Banega. Messi ejecutó la falta y poso las cosas 2-0.

Todos esperaban el gol 500. Y como ha sucedido con otros records ya quebrados, Messi no se desesperó. Sabe que eso ocurre más temprano que tarde. A los 28 años, ha quedado por lo pronto a seis dianas de Gabriel Batistuta, el artillero máximo de Argentina.