No se planteaba el duelo como una revancha, porque nada devolvería la eliminación de la temporada anterior, pero el Barça se cobró la deuda que tenía pendiente con la Juve, aunque se tratara de la liguilla. Devolvió el 3-0 de Turín y restañó parcialmente el orgullo que tenía malherido desde entonces. Messi no había marcado nunca un gol a Buffon, constaba en el inventario del reencuentro y le hizo un retrato al veterano meta. Nadie es menos indulgente que él para perdonar cuentas pendientes. Sobre todo cuando se enfada, que se enfadó tras una tarjeta que reclamaba para Dybala en un agarrón que le impidió un avance. A Leo se le hincharon las venas del cuello y buscó la sangre. Tiró dos carreras que acabaron en gol: el primero lo anotó Rakitic (m. 55) y el segundo (m. 69) llevó su nombre, apuntándose un doblete europeo al triplete doméstico del sábado.

Goles que ampliaron la victoria barcelonista, redundantes del tanto (m. 45) que verdaderamente empezó a socavar a la Juventus. Era una jugada de dos contra cinco, y ganó la minoría. Solo porque uno de esos dos era Leo Messi y entonces la diferencia numérica deja de ser tan abultada como parece. El Barcelona de Ernesto Valverde aprende a caminar arrastrado por el genio, que volvió a firmar la victoria. Es la frase más repetida de la década.

«INIESTA Y MESSI SEGUIRÁN» / El claro triunfo aumentó una tranquilidad que Josep Maria Bartomeu, el presidente azulgrana, avanzó con dos temas candentes: garantizó antes del partido la continuidad de Iniesta y Messi. «El socio tiene que estar tranquilo», indicó el dirigente blaugrana en BarçaTV. «Los dos estarán en el club todo el tiempo que ellos quieran». El mandatario azulgrana se mostró feliz por el inicio del equipo, comentó que no ve «las condiciones extraordinarias en el club para hacer la moción de censura» y avisó de que «habrán ajustes» en la cúpula de la entidad.