En una noche memorable, con actuaciones prodigiosas como las de Katie Ledecky (trituró el crono en los 400 libre con 3.56.46), Adam Peaty (100 braza) y Sarah Sjostrom (100 mariposa), todas resueltas con nuevos récords del mundo, el mejor deportista de la historia olímpica, Michael Phelps también consiguió guardarse una cuota de protagonismo. Tras una retirada temporal de dos años, regresó a sus 31 años con un oro compartido con el relevo del 4x100, al lado de Dressel, Held y, finalmente, Adrian, que acabó imponiéndose a Francia y a Australia con un crono de 3.09.92.

Lo que resultó totalmente diferente de todas las anteriores medallas fue la emoción que acompañó su conquista y los abrazos y las lágrimas que compartió con sus compañeros, haciendo mucho más visible esa imagen próxima que transmite Phelps en su reaparición, alejada del ídolo infeliz de sus primeros años. “Los jóvenes empezaron a llorar, tanto Held como Dressel”, explicó en la sala de prensa, “y también nos hicieron llorar a nosotros, a Nathan y a mí”. “Así que les dije, está bien que cantemos o que lloremos. Es bueno ver emocione y compartirlas como uno más del grupo”.

La aparición de Phelps en el relevo no estaba prevista. Su calendario recogía los 100 y 200 mariposa y también los 200 estilos. Pero conforme avanzaban las horas fue tomando cuerpo el rumor sobre su presencia en el relevo, que se confirmó con la presencia de su madre, también de su compañera Nicole Johnson y de su hijo pequeño, Boomer Robert Phelps. “Quería correr esa carrera de forma desesperada, después de que en el 2012 fallamos por muy poco. Sienta increíblemente bien esta victoria”, reconoció después.

No podía esperarse que, en esta segunda etapa, Michael Phelps fuera el más rápido de los cuatro relevistas del equipo estadounidense (47.12 segundos), completara el 100 más rápido de toda su carrera en plena madurez.

LAS MARCAS EN EL TORSO // Y tanto o más sorprendente fueron las extrañas marcas que se le pudieron apreciar en la espalda y en los hombros al abanderado estadounidense, por un nuevo tratamiento que se están aplicando muchos nadadores en Río.

El método consiste en aplicar ventosas, con vasos de vidrio calientes, sobre la piel para crear succión, un tratamiento que mejora la circulación sanguínea. H