Nueve meses que no han servido de nada. La Liga está en el mismo punto en el que comenzó el 23 de agosto para el Barça: en igualdad de condiciones respecto a los demás. Sin más ventaja que el goalaveraje favorable respecto al Atlético, y un punto, más el goaveraje, sobre el Madrid.

Después de la catástrofe del domingo ante el Valencia (1-2), cuando el Barça encajó la tercera derrota consecutiva en la Liga, el campeón inicia en Riazor una Liga abreviada de cinco partidos.

Los anteriores 33 han sido inútiles. De regreso a la casilla de salida, y a diferencia del estado de confort en el que se había acomodado el equipo, el torneo se reinicia con toda la presión del mundo. Con la obligación ineludible de ganar las cinco jornadas.

Luis Enrique admite que el equipo está tocado y que le conviene adelantarse en el marcador y llevar la iniciativa para no revivir la frustración del domingo.

“Un partido como el del Valencia, pero siendo más eficaces”, es la referencia que toma el entrenador, deseoso de reforzar el valor de la plantilla y el mérito de la temporada que protagoniza.

En Riazor, ante un Depor del que no guarda “un recuerdo placentero” por los dos empates en el Camp Nou que arañó en sus últimas comparecencias, reaparecerá Bartra. Es el último central de la plantilla. Mathieu y Vermaelen están lesionados y Piqué, sancionado. Tampoco guardan en A Coruña buen recuerdo del Barça (5 victorias en las 5 últimas visitas) ni de Messi, que firmó dos tripletes consecutivos. H