El Benito Villamarín acabó puesto en pie coreando el nombre de Leo Messi. No hace falta decir mucho más. Tres obras de arte del 10 -un gol de falta, otro tras una sensacional combinación con Luis Suárez y un tercero en una parábola mágica-- tumbaron al Betis, el único equipo que había ganado en el Camp Nou esta temporada, y dejaron a los azulgranas a 10 puntos del segundo, el Atlético de Madrid, a falta de 10 jornadas. Una distancia que pone el título de Liga a tiro y que brinda un escenario inmejorable para preparar la Champions.

El encuentro resultó bastante menos plácido de lo que el resultado parece sugerir. Con el recuerdo del 3-4 de la primera vuelta bien presente, Valverde creyó conveniente taparse un poco. Ausente Dembélé por lesión, dejó a Coutinho y a Malcom en el banquillo y dispuso un regreso al 4-4-2, con Arturo Vidal como cuarto centrocampista. No le sirvió para controlar el partido. La presión bética convertía en una agonía cada intento de armar una jugada y la presencia del eléctrico Tello en la banda izquierda del ataque local era un dolor de muelas. De las imprecisiones de la zaga verdiblanca vivía el Barça y en una de esas llegó una recuperación que acabó con falta a Arthur en el balcón del área. Messi cogió el balón y la puso a la escuadra. Tuvo Suárez la sentencia, pero enmendó su error con una asistencia de tacón que Messi envió a la red para matar el duelo.