Hoy comienza para mí una nueva temporada de este Directo de los lunes, un espacio en el que siempre intento contar mis sensaciones, desde la subjetividad de mi corazón. No sé si existe la independencia absoluta en comunicación, pero sí sé que cada vez son más los que intentan coartar las opiniones de los que informamos, porque en un mundo con tantos intereses la verdad suele ser molesta y hay que mantener un pulso diario contra los elementos. Jugadores que te vetan hacer una simple foto porque no aceptan una crítica (en el Villarreal), directivos que intentan manipular una información, aficionados ultras que confieren insultas desde las redes sociales, políticos que no respetan tu opinión...

Siempre he intentado estar lo más cerca posible de la verdad, aunque muchas veces la lucha desgasta. Ustedes van a echar mucho de menos a Ricardo Llago, que nos dejó este verano. Su vacío es inmenso, el mismo que no cubrimos con Salvador March o Pepe Herrera Boira, por citar a algunos de los que ahora están en el cielo. Intentaremos desde Mediterráneo ser fieles con ustedes. Lo prometo.

El verano ha sido muy intenso. Ahora parece que ya es historia el tsunami vivido en el Villarreal y todo vuelve a estar en su sitio. Las cosas siempre digo que no son blancas ni negras porque en el medio hay más colores. Todos tienen parte de culpa de sucedido. Desde Roig, hasta el consejero delegado, pasando por Marcelino y también los jugadores. La planificación de una previa de Champions no fue la idónea. Al final se ha formado un gran plantel, puede que la mejor de la historia, pero se confeccionó tarde para afrontar en condiciones la eliminatoria con el Mónaco.

El presidente, que conocía la línea roja de Garrido, no tenía que haber permitido que nadie la rebasase y debía haber hecho prevalecer la autoridad del club por encima de todo, en cuanto a organización interna, fichajes y decisiones del día a día si ese era su lamento. Marcelino debía haber templado los nervios y ser prudente. Incluso en el terrible incidente con Musacchio en el vestuario de Riazor, en el que ni uno ni otro estuvieron afortunados. Los jugadores también son responsables porque ellos ganan y pierden. No lo olviden.

Lo que sí tengo claro es que nadie del entorno del Villarreal debe perder la humildad y la perspectiva. Yo seguiré brindando con Llaneza por la permanencia.

Y siempre confíé en la honradez profesional de Marcelino y de los futbolistas del Villarreal. El partido de Gijón, lo aseguro, no se amañó. Y concluyo con Fran Escribá. Tiene todo mi respeto y apoyo. No será nada fácil llegar al Atlético cuando se marche Simeone, igual que tampoco relevar a Guardiola. Ni lo fue con Pellegrini. Lo mismo con Marcelino, para mí, junto al chileno, el mejor entrenador que ha tenido el Villarreal. Por eso Escribá le ha echado un par, perdónenme la expresión. Tiene una gran plantilla a su mando, pero ahora hay que conjuntar un gran equipo. Y en esa labor debe contar con el apoyo de todos. El mío lo tiene incondicionalmente sin perder el punto analítico con su labor.

Ayer celebré con alegría la medalla de plata de mi apreciado Ait en Río. Se ha acostumbrado a pelear siempre solo, por ello agradezco el apoyo incondicional de Luis Martínez desde la Diputación sin ventajismos. En Castellón hemos vuelto a dar otro ejemplo de integración. Desde Río ayer me preguntaba por el Villarreal. Un tipo 10. Deporte en estado puro. A la pelea. H