No hay mejores momentos futbolísticos que estos. No hay excitación comparable a una semifinal de Champions en el Camp Nou ante un equipo de la historia del Liverpool, entidad que evoca a mitos de la estirpe de Shankly, Dalglish, Keegan o Gerrard. El Barcelona empieza en casa el intento de abordaje definitivo a una nueva final continental, ardiente y confesado deseo del barcelonismo desde el inicio de la temporada (21.00 horas, Movistar+ Liga de Campeones). Una eliminatoria que se presenta como el pulso de dos fuerzas colosales destinadas, por la calidad de sus plantillas, a ensalzar el espectáculo del fútbol.

No es el Camp Nou mal sitio para mostrar músculo y comenzar a abrirse camino hacia el Wanda, sede de la final. No ha perdido el equipo azulgrana ni un partido europeo como local desde el 2013. Lleva 31 partidos consecutivos sin marcharse a los vestuarios con la helada sensación de la derrota. «No es un templo», dijo, en cambio, Jürgen Klopp, el técnico de los reds, sobre el Estadi.

UNA PROVOCACIÓN / Algunos sectores azulgranas se lo tomaron como una verdadera provocación. Fue explotado como tal por el equipo de redes sociales del FC Barcelona. Como si la gente blaugrana necesitara de un pellizco en el orgullo. «Esto es el Camp Nou. Nuestra casa. Nuestro templo. Nuestro fortín», escribieron como respuesta firme desde la entidad, evocando el mítico lema del this is Anfield que propagó en su día Bill Shankly.

El empuje de la grada / No usaron el mismo tono los profesionales del vestuario. «Entiendo que quería quitar presión a sus jugadores, supongo que quiere que vean nuestro estadio como uno más», relativizó Ivan Rakitic. «El ambiente aquí es especial, distinto a los demás, da igual como quieras llamarle, templo o no”, añadió. En concreto, Jürgen Klopp había señalado: «El Camp Nou es un estadio más grande que el nuestro, caben algunas personas más, y seguro que va a estar lleno. Pero es solo un estadio de fútbol, no un templo o así».

EL JEFE CULÉ / Ernesto Valverde, el comandante en jefe de la desdramatización, dispersó los intentos de búsqueda de una colisión verbal. Ni siquiera para estimular los suyos. «El público del Camp Nou ya ha jugado un factor decisivo. Mañana esperamos lo mismo. Llevamos varios partidos con más de 90.000 espectadores y eso lo notamos tanto nosotros como los rivales».

La hipermotivación se percibirá en las gradas de aquí y Anfield, pero sobre el terreno se espera un choque de fórmulas diversas que se han probado victoriosas. Valverde puede dudar con algún nombre (¿Nelson Semedo o Sergi Roberto?, pero todo el mundo sabe a lo que atenerse. Jürgen Klopp mantendrá hasta el final el misterio sobre los elegidos en el centro del campo, pero a nadie escapa que pondrá un equipo para presionar, correr rápido y aprovechar los espacios.

Un potente tridente / Con tipos como Mané, Mohamed Salah y Firmino, si se recupera de sus molestias musculares, el técnico alemán se presenta por primera vez en el estadio azulgrana (estuvo como espectador en una ocasión hace tres años) con tres poderosos torpedos ofensivos.

Uno de los mejores tridentes del fútbol mundial actual, que la dirección deportiva del club de Anfield Road ha protegido este verano con un centro del campo enérgico y una defensa, portero incluido, muy fiable.

Klopp irradia alegría y a sus equipos les transmite electricidad. Pero enfrente tendrá un Barça reforzado por el título de Liga recientemente celebrado, imbatido en la presente edición de la Champions League, estimulado por alcanzar por primera vez unas semifinales en tres años y confiado en los poderes del argentino Leo Messi, el mejor crack de la historia de esta deporte y, sin ningún tipo de dudas, un futbolista como un templo.