Carlos Pouso es un técnico experto en armar equipos trabajados que saben a qué juegan. La receta es simple: explotar sus propias virtudes y debilitar las del contrario, y esa doble tarea sus pupilos la saben llevar a la perfección. La UD Logroñés es un conjunto duro, rocoso, disciplinado tácticamente y que siempre pretende hacer estrecho el campo para que sus jugadores vean de frente el ataque rival y atacar esos espacios vírgenes que el oponente ha dejado a sus espaldas.

Los riojanos no rinden un especial culto a la posesión; es más, proponen un estilo bastante directo. El balón suele pasar directamente desde el portero o el defensa a los hombres de tres cuartos de cancha con poca participación de los pivotes en tareas creativas. Eso hace que se les atasque el ataque estático; al Logroñés no le enamora llevar el peso del partido. Así, cede voluntariamente el mando y el protagonismo, adelanta su línea defensiva y estrecha el cerco sobre su presa; vigilancias defensivas muy estrechas, acoso sobre el poseedor y posibles receptores y mucho oficio a la hora de saber como, donde y cuando hay que presionar. Una vez recuperado el útil, otorga la máxima importancia al juego exterior. Contragolpea rápido y vertical y llega arriba con jugadores versátiles, de buen nivel técnico y rápidos en todas sus acciones. Titi, Iker, Álvaro… un buen puñado de futbolistas ideales para este estilo de juego. Y son atacantes que ofrecen buenas prestaciones en la faceta defensiva. Luego hay jugadores como Pere Milla que, llegando desde la segunda línea, marcan diferencias en la definición, aunque el gol está siendo un problema durante gran parte de la temporada

A pesar de lesiones y alguna mala racha, el Logroñés no ha dejado de ser nunca un equipo competitivo, ya que Pouso mantiene una política de rotaciones que no permite el acomodamiento. Tiene cuatro o cinco jugadores básicos, pero cualquier titular puede ser suplente; y viceversa. Además, el técnico vasco cambia continuamente de posición a sus jugadores, incluso de sistema dentro de un mismo partido.

Insistir en que es un adversario más peligroso a domicilio que en su campo, donde han puntuado 12 equipos. Hay que masticar la jugada para sorprenderles y estar atentos, porque si recupera la pelota con el rival mal ubicado, sus transiciones defensa-ataque son letales. H