El nueve era Morata. Pero se quedó en el camino. Desde el inicio, el nueve de Lopetegui era él. Pero, por una razón u otra, fue perdiendo peso de tal manera en los planes del seleccionador, que ni tan siquiera lo incluyó en la lista de 23 futbolistas que están en Rusia. Roto el plan Morata, el nueve con el que Julen triunfó en la Eurocopa sub-21 de Israel del 2013, emergió la figura de Diego Costa, el tipo por quien España llegó a modificar hace cuatro años su manera de jugar, obsesionado como andaba Vicente del Bosque en el Mundial de Brasil por su inmenso poderío ofensivo. Pero justo ahora, cuando Portugal está a la vuelta de la esquina (el viernes arranca el Mundial para España), el viejo dilema del nueve sigue sin resolverse.

No hay manera de encontrar un delantero desde que se fue Villa, el 9 que vivía, curiosamente, en la banda izquierda. A España, además, no solo se le ha desencajado esa pieza tan decisiva sino que en los dos últimos partidos no ha tenido excesiva presencia. Ni en el área suiza. Ni, por supuesto, en el área tunecina donde solo firmó dos remates a puerta: el primero llevó la firma de Diego Costa (m. 63) y el segundo la rúbrica de Aspas (m. 84) que dio el triunfo a la selección.

Harto anda el técnico de que a cada momento le pregunten por el nueve de España. Un oficio complejo porque debe estar conectado con el juego del pase multiplicador de la Roja, algo en lo que Costa, acostumbrado en el hábitat del cholismo a cabalgar a campo abierto, se encuentra incómodo. Él y el equipo, pero también resulta obvio que no tiene Lopetegui un delantero tan incordiante como el brasileño para desgastar a centrales expertos y fiables como posee Portugal.

Costa representa, por lo tanto, la opción más potente para derribar defensas. Con Morata, el preferido de Julen, viendo el Mundial por la televisión, hay tres alternativas para un solo lugar, a no ser que el técnico improvise la opción del doble nueve, algo que solo usó en los desesperados minutos finales ante Túnez.

España juega como si no tuviera delantero centro. De ahí la actual encrucijada. «Diego es más referente, de estar más dentro del área. Iago es mucho más versátil, se adapta a otras posiciones. Y yo estoy en medio de los dos. Los tres somos diferentes», contó ayer Rodrigo Moreno, quien se ha colado en la silla de Morata.

El dilema no deja de ofrecer matices nuevos. En cada entrenamiento se escruta hasta el más mínimo detalle en busca de la pista definitiva que encienda la luz de 9 titular ante Portugal.

Costa (29 años) necesita espacios; Rodrigo (27) se distingue por su capacidad de tirar desmarques para enviar señales a los centrocampistas de la Roja; mientras Aspas (30) inyecta su veneno de manera invisible como aquel niño travieso al que nunca pillan. Ahora, los tres no dejan de mirar a Lopetegui para saber quien será el viernes el 9 de España.