En efecto, cuando se señala que Jorge Lorenzo está teniendo, al margen de los errores que pueda cometer en su pilotaje, muy mala suerte en su primera temporada en el seno del equipo Repsol Honda, triple campeón del mundo de MotoGP (pilotos, constructores y escuderias), es realmente cierto. Cuando todo parecía indicar que el pentacampeón mallorquín podría regresar en el Gran Premio de la Republica Checa, que tendrá lugar en el popular trazado de Brno, acaba de conocerse que, de común acuerdo con su equipo, el mallorquín ha decidido posponer su reaparición hasta finales del mes de agosto en Slverstone (Inglaterra), así que se saltará las carreras de Brno y Austria, carrera que se celebra inmediatamente después del GP checo.

Lorenzo se dañó seriamente, cuando todo el mundo se creía que no le había ocurrido nada serio en su caída en los ensayos del Gran Premio de Holanda, la vértebra T6 e, incluso, se le detectó otra pequeña fisura en la T8, junto a un serio edema en la T7. Tras ser examinado en un hospital de Groningen, Lorenzo ya durmió, la misma noche del domingo de Assen, en su casa de Suiza protegido todo su tronco con un corse.

BRADL, EN LA MOTO DE LORENZO

Los médicos fijaron un período de reposo de tres a cuatro semanas en el cual debía llevar ese mismo corsé y su vuelta estaba prevista para el Gran Premio de la República Checa. El balear, que ha llegado, incluso, a pasar unos días de vacaciones en las islas Maldivas, ha realizado, incluso alguna sesión de entrenamiento, no muy fuerte, con motos de competición.

Sin embargo, la lesión aún no está completamente consolidada y Lorenzo siente algo de dolor, por lo que de acuerdo con el equipo Repsol Honda han preferido que se salte la cita checa y la austriaca para no agravar la situación y recuperarse por completo. Su moto seguirá siendo pilotada, como ya ocurriera en el último GP de Alemania, por el alemán Stefan Bradl, que este año corre las 8 Horas de Suzuka de resistencia, una de las carreras que más aman en la fábrica Honda.