Cumplida la sexta jornada, el balance del Málaga era aterrador: seis partidos jugados, tres puntos de 18 y cero goles. Hundido en el fondo de la tabla, el equipo costasoleño transitaba unas posiciones acordes con la enésima escabechina sufrida en verano: Samu García, Castillejo, Darder, Sergio Sánchez... Todos sus mejores activos bien habían sido vendidos o se habían largado. Y el técnico, a reinventar un equipo casi de la nada, porque este Málaga de la opulencia pasada que presumía fichajes de primerísimo nivel, yates de 240 millones de euros y modelos deportivos de alta gama, ahora pena una deuda de cerca de 50 millones de euros. Y uno no hace más que leer si el jeque Abdullah Al Thani se va o no.

Pero vaya contradicción. Cuantos más ceros suman a su derecha estos magnates los aficionados son más un cero a la izquierda. Hace pocos días el Málaga celebró su junta de accionistas a la que asistieron cinco personas: un único accionista --el consejero consultivo--, un representante del jeque y tres abogados. En virtud de los estatutos a los socios minoritarios se les prohibió la entrada. Así interesa que sean los socios, futbolizados, con la garganta seca de tanto animar... y luego con bocas cerradas y manos atadas. Los estatutos son los estatutos. Por cierto, 700 nuevos socios en el Málaga para esta segunda vuelta. Así de maravilloso es este fútbol a veces. H