Un Barça que hace vibrar, un equipo del que sentirse orgulloso por sus seis títulos de ocho disputados y un discurso populista, sinceramente culé y contundente con los enemigos, son los pilares del luchismo (por ponerle nombre, aunque a él no le guste). El nombre de Luis Enrique se corea desde el primer día en el Barça, señal del buen recuerdo que había dejado como futbolista y prueba de que su labor entusiasma, recién ingresado en el selecto club de los entrenadores que conquistaron dos Ligas en el Camp Nou. El éxito de su obra es indiscutible. Tres títulos en la primera campaña y tres en la segunda (pueden ser cuatro) igualan el nivel del considerado mejor entrenador culé de la historia. H