Luis Enrique no cree que el resultado del clásico vaya a ser determinante para el desenlace de la Liga. Ni siquiera en el supuesto de una derrota del Barça, que el alejaría a nueve puntos del Madrid, "una distancia interesante", a juicio del entrenador azulgrana pero en ningún caso decisiva. "No creo que nadie se atreva a decir que este partido será determinante tratándose de la jornada 14", ha dicho.

Esa hipótesis dibujaría un panorama negro para el Barça bicampeón de los dos últimos títulos. El triunfo cobra una especial relevancia para el equipo desde el punto de vista deportivo, "por ganar el clásico y ganar a un rival directo que aspira a lo mismo que nosotros", pero nada más.

"Sería ingenuo e inocente pensar que por ganar el clásico se acabarán las críticas. Seguirán ahí. Hasta las considero necesarias", ha dicho Lus Enrique, que ha proclamado su fe. En el equipo, en la victoria y en el desenlace del campeonato.

"O eres optimista o te tiras ventana abajo. Trato de disfrutar al máximo del día a día pero hay bastantes aspectos a mejorar", ha reconocido, disconforme con el juego del equipo, que solo ha ganado dos de los últimos cinco encuentros. Sin embargo, se declaró "muy tranquilo" en la víspera del partido, anunció que iría a cenar con su mujer y que dormiría "a pierna suelta". A pesar de que el Barça se enfrenta a un Madrid con futbolistas de clase mundial en todas sus líneas y acumula 31 partidos sin perder. "No es mi primer clásico", ha recordado.

El segundo duelo técnico con Zidane ha cambiado las tornas. En el primero, fue el Madrid el que perseguía recortar la distancia que llegó a ser de 12 puntos. "El año pasado íbamos con el culo apretado,esta vez es diferente", reconoció el técnico blanco. El Madrid venció por 1-2, pero no le sirvió para recuperar la desventaja que le permitiera ser campeón. Era la jornada 31. Este clásico se juega en la 14.