Los dos estilos diferentes del Atlético y el Barcelona confluyeron en un empate (1-1) en el Wanda Metropolitano, escenario de un duelo intenso, ideado desde la defensa por el conjunto rojiblanco e igualado por el equipo azulgrana desde el ataque y un gol de Luis Suárez en el minuto 81.

Un punto para el líder de la clasificación conseguido en el tramo final, pero perseguido, hasta merecido quizá por ocasiones, un rato antes, desde que terminó el primer tiempo con el Atlético al frente del marcador con un gol de Saúl e inabordable en su defensa, más accesible en la reanudación ante el empuje de Messi, Luis Suárez y compañía.

El Atlético tenía muy afinado su plan. No asumiría más riesgos de los que le provocara su adversario, consciente desde el primer minuto de que la responsabilidad de la pelota sería suya, que delante tendría un muro en torno a Oblak y que detrás tendría que correr para frenar los contragolpes. También que tal panorama le exigía un ejercicio de paciencia, movilidad y precisión. O una individualidad de Messi, que no repara en defensas ni en tácticas ni en rivales, que juega, regatea y se perfila siempre con la portería contraria en su mente. Anoche, apenas a los 29 segundos. No terminó en gol por unos centímetros escasos.

El Atlético demostró determinación y Griezmann se topó con Ter Stegen, que hizo dos paradones. El alemán, en el minuto 20, nada pudo hacer al tiro de Saúl. Un golazo, porque en el desarrollo hubo más de una decena de toques locales: cuando aceleró, desbordó al bloque azulgrana con una rápida combinación Saúl-Filipe Luis-Carrasco que encarriló al internacional español hacia el borde del área y porque su tiro final fue ajustado, perfecto, inalcanzable, hasta para los reflejos de Ter Stegen. 1-0.

Un golpe reafirmante para el Atlético que exigía, a la vez, un replanteamiento al Barcelona, con tanto balón como poca profundidad y sin remates desde el minuto 3, frenado por su firme rival en cada momento que tenía que irrumpir entre la impenetrable retaguardia rojiblanca.

CANSANCIO // No volvió a rematar el conjunto azulgrana hasta el minuto 55, con un derechazo de Luis Suárez repelido por Oblak. El Barça aceleró y Messi chocó, de falta, con el palo. Entonces se sintió más fatigado el Atlético, al borde de su área como antes, pero ahora más presionado por la posesión visitante, con un par de tiros más de Messi para sumar a las estadísticas ofensivas de su equipo, ya muy por encima del primer tiempo, al filo del empate con 20 minutos por competir.

El enésimo desafío de resistencia para el conjunto rojiblanco se rompió con el cabezazo de Luis Suárez, que premió la inaguantable insistencia del Barcelona, que aún tuvo la última, otra falta de Messi, para voltear la noche.