La segunda entrega de la era Zidane trajo una nueva goleada y la constatación de que el nuevo Madrid no tiene prácticamente nada que ver con lo visto con Benítez. A la espera de rivales con más entidad que un Sporting tan blandito como que el que pasó por el Bernabéu, el conjunto blanco se dio un festín y confirmó que la vida por La Castellana ha cambiado. Al Madrid le bastaron los primeros 18 minutos para reventar una defensa de cristal con cuatro tantos, todos de la mano de una BBC de la que se cayeron Bale y Benzema, ambos por lesión. Luego, tras la lluvia de goles (5-1), el Madrid se echó a dormir, lo que aprovechó el conjunto asturiano para ofrecer otra cara.

Los jugadores del Madrid tenían guardado lo mejor de su repertorio para cuando cambiara el viento, es decir cuando el anterior entrenador comenzara a ser historia. Con Zidane, la actitud, la entrega, la presión y esa intensidad que pedía Florentino Pérez han aparecido de golpe. Sucedió ante el Deportivo y frente a un Sporting que dejó claro que el choque ante el Real Madrid estaba a años luz de su liga.

METIDO ATRÁS // Como si se le viniera encima un alud en cada llegada del rival, el equipo asturiano entró en pánico nada más poner el balón en juego. Ante el empuje del Madrid se metió atrás y cuando quiso darse cuenta el marcador se había movido en tres ocasiones. Lo abrió Bale con un cabezazo a la salida de un saque de esquina lanzado por Kroos (m. 7). Dos minutos después, la presión del galés sirvió para que Benzema le dejara un balón a Cristiano, que marcó con la izquierda a media vuelta. En pleno desconcierto del equipo de Abelardo, Benzema celebró su partido 300 con el Madrid con su primer tanto. Un excelente gol de media chilena tras un centro de Bale (m. 12). La tarde tomaba el camino de goleada de escándalo con el cuarto de Cristiano. Antes del descanso llegó una genialidad de Isco, con un sombrero ante un defensa y el pase para que Benzema hiciera el quinto (m. 41). El escenario cambió drásticamente tras el descanso. El Madrid pasó de gustarse a bajar el ritmo. El árbitro perdonó la expulsión a Cristiano por patear a un rival en las narices, antes de que el Sporting aprovechara la pájara de su rival para dejar una imagen muy diferente a la de la primera mitad con el gol de Isma López. H