El campeón pierde de vista casi de manera definitiva la Liga al quedar a 16 puntos del Barça, aunque con un partido menos, después de firmar un triste empate ante el Celta en la que pudo ser la noche de Bale, autor de los dos goles de un Madrid inconsistente, incapaz de mandar en el choque y con una tremenda pájara en la segunda mitad. Consciente de que buena parte de sus últimos latidos en Liga podían apagarse en Vigo, a la espera de la visita del Villarreal al Bernabéu el sábado, el Madrid salió dispuesto a pescar tres puntos vitales. Para ello tomó riesgos ante un rival que le esperó para salir al contragolpe. No tardó en avisar el equipo de Unzué con un remate al palo de Iago Aspas (m. 12). Con muchos problemas para encontrar el área de Rubén, al Madrid no le bastaba con tener el balón. Lo gestionaba con Isco, pero delante de él apenas se dejaba ver Ronaldo, que llegaba a Vigo con la vitola de esos 20 goles que le había hecho al Celta en 12 partidos. Mucho más visible se hizo Wass para abrir el marcador en un contragolpe llevado por Iago Aspas y que terminó el danés con una preciosa vaselina.

REMONTADA // Pero en Balaídos emergió la figura de Bale para devolver la respiración al Madrid con dos zarpazos. El primero después de que el árbitro no sancionara una falta de Casemiro sobre Maxi en el balcón del área. La contra resultó letal. Tres minutos después el galés recibió un pase de Isco y repitió remate con la izquierda para subir el 1-2. Los intentos de cerrar el partido chocaron con la pérdida de fuelle del Madrid. Navas derribó a Aspas y el árbitro señaló penalti, pero la cosa quedó en amarilla. El pichichi celtiña lanzó la pena máxima (primer error en 14 lanzamientos) y Navas, adelantado, detuvo el chut sin que el colegiado ordenara repetirlo. Luego, un fallo de Marcelo hizo que Aspas asistiera a Maxi para firmar el 2-2.