Tercer partido de la era Zidane en casa y tercera goleada. Esta vez el damnificado fue el Espanyol, un equipo que cuando quiso animarse ya tenía encima un saco de goles (6-0). Al final fueron seis, dos de ellos en propia puerta (el disparo de James lo desvió Diop) y tres de Cristiano, que volvía a su cita ante el conjunto blanquiazul, al que marcó cinco en Cornellà. Al menos uno mereció anoche el equipo de Galca, que subió sus revoluciones en la segunda mitad. No necesitó hacerlo el Madrid para sacar adelante el choque con mucha comodidad.

En su afán por no perder la estela del Barça, el Madrid se metió de lleno en el encuentro ante un rival que se fue a la lona nada más sentir el primer golpe.

Al Espanyol se le vino el mundo encima cuando encajó el primer tanto y luego no supo recomponerse. Con cinco bajas, el equipo de Galca quedó a merced de un conjunto que quiso borrar de golpe el primer traspié de la era Zidane, en el Benito Villamarín.

PRESIÓN // El Madrid cambió el chip y volvió a ser ese equipo sólido que busca el balón, que presiona y que vuelve a sentir la fuerza de su pegada. Cinco goles al Deportivo, otros cinco al Sporting y ayer seis. Todo eso para contentar a una afición que no duda en corear el nombre de Zidane. Ayer lo volvió a hacer cuando el Espanyol estaba KO con tres zarpazos en 16 minutos y ya sentía la angustia de llevarse un cerro de goles. Con Ramos de pareja con Varane y James de nuevo titular en sustitución del lesionado Bale, el Madrid metió la directa. Enfrente, un rival blando y con muy poca convicción se preparaba para una noche muy larga que comenzó con una gran humareda, que se originó en un contenedor fuera del estadio. Como si fuera una premonición, el Espanyol comenzó a verlo todo oscuro.

También el marcador, que abrió Benzema de cabeza tras un centro de James y cerró Duarte al desviar un balón a la red del portero debutante perico. H