El Real Madrid saldó su compromiso liguero ante el Málaga con una sufrida victoria (3-2) que llegó desde los once metros y en el último tramo de encuentro, tras aprovechar Cristiano un penalti que estuvo cerca de parar Roberto.

El conjunto entrenado por Zinedine Zidane ganó pero volvió a ser ese equipo triste, inseguro, lleno de altibajos y con una falta de juego e ideas alarmante, que viene demostrando a lo largo de la temporada en la competición doméstica. En el primer acto, los blancos pudieron anotar más goles pero se fueron al descanso con ventaja mínima.

Tras la reanudación, el juego empeoró y acabaron sufriendo para vencer a un Málaga que compitió bien.