El Real Madrid, vigente campeón de la Liga de Campeones, regresa a su competición preferida con el objetivo al fondo del camino de convertirse en Cardiff en el primer equipo en reeditar título, con un cruce de octavos peligroso, ante un Nápoles en racha.

El Bernabéu se prepara para enterrar las rencillas con jugadores como Benzema y crear ese ambiente especial de noche europea que impulse a sus jugadores en una eliminatoria más dura de lo que se pensó el día del sorteo. El paso de los meses rebajado la fiabilidad madridista e incrementando la del Nápoles.

Los de Zidane pasaron de ser invencibles con una racha de 40 partidos sin perder, a convertirse en vulnerables con derrotas que le afectaron en lo psicológico y le costaron la primera eliminación, de Copa del Rey ante el Celta. Pero justifican que la Champions es diferente, la competición que dio forma a una leyenda que quieren hacer crecer aún más, convirtiéndose en el primer equipo que repite éxito.

Aunque cuerpo técnico y jugadores van paso a paso, pensando únicamente en un Nápoles al que respetan y frente al que saldrán al máximo para buscar goles que les permita viajar a Italia con algo de tranquilidad, y sobre todo no encajar.