Después del mal trago del sábado pasado en el Bernabéu ante el Atlético y de cumplir a secas en el triunfo del miércoles sobre el colista, Zinedine Zidane se teme que la afición madridista no va a estar mañana como para recibir por todo lo alto al equipo blanco, que tendrá enfrente al al Celta en su estadio (16.00 horas, C + Liga). Más bien lo contrario. Por eso, después de que nadie le planteara la cuestión de una posible tormenta de nuevos reproches para empezar, el técnico francés ha concluido su rueda de prensa con un sentido llamamiento a la afición.

"Sé que a veces es difícil, pero lo que queremos es que todo el mundo esté con nosotros. Queremos el cariño de la afición y nosotros vamos a dar todo para que ellos estén contentos. Son muy importantes para nosotros", ha dicho Zidane para intentar atajar que la atmósfera en el Bernabéu vuelva convertirse en un problema muy nocivo para el conjunto madridista, que además tendrá un aspecto bastante distinto al habitual en el centro del campo. Kroos, con fiebre a causa de un proceso gripal, y Modric, que se ha entrenado con el grupo pero no ha entrado en la convocatoria para que esté a punto contra el Roma el martes, no estarán contra el Celta. Tampoco Benzema, lesionado.

Vuelve, por el contra, Bale 47 días después de su última lesión en el sóleo contra el Sporting, aunque no es probable que esté en la formación inicial teniendo en cuenta precisamente el partido de la Liga de Campeones. Zidane no ha querido valorar el hecho de que probablemente el galés vaya a irse con su selección para dos partidos en marzo con muy poco rodaje en su vuelta a la dinámica blanca. “Va a entrar en la lista y eso es muy bueno, una alegría para todos. Luego veremos cómo va el tema. Lo importante es que esté con el Madrid e ir con él poco a poco, tranquilitos”, ha dicho Zidane, satisfecho por el rendimiento de los teóricos suplentes contra el Levante.

TODOS IGUALES

“Lo único que vi el otro día es que están todos preparados y eso es muy importante”, ha añadido el preparador madridista, que ha asegurado que ni le gusta ni le gustaba la expresión de ‘Zidanes y Pavones’: “En el vestuario somos todos iguales”. Los calambres y el agotamiento de determinados jugadores al término del partido del Ciutat de Valencia solo significan que “hicieron el máximo, dieron todo y eso es bueno para un entrenador”.

Después ha explicado que el equipo ha mejorado físicamente, aunque inmediatamente ha tratado de que no se interprete como una crítica a su antecesor, Rafa Benítez. “Veo a mi equipo bien. También los jugadores me dicen que están mejor con el trabajo que hemos hecho, y menos mal… No hay que decir que antes estaban mal, no es verdad tampoco. Lo único es que con el trabajo que hicimos estamos bien y los jugadores lo notan”, ha manifestado Zidane, que considera llevadera la tensión que vive en el banquillo blanco.

“Antes de firmar sabía lo que me esperaba, pro lo importante es estar convencido un poco de estrés, descanso en casa con la familia y al día siguiente vuelvo con más energía”, ha comentado Zidane.