El repentino adiós de Zinedine Zidane ha confundido a todos en el club blanco. A la marcha del francés le ha seguido una retahíla de negativas por parte de todos los entrenadores contactados. Los últimos nombres que se han sumado a las quinielas (Fernando Hierro y Míchel) evidencian el nerviosismo ante una búsqueda que se antoja más complicada de lo que cabría suponer.

Las razones de los diferentes noes a ocupar el banquillo blanco son variadas. Pochettino o Allegri, dos de los perfiles que mejor se amoldarían por su experiencia y prestigio en Europa, tienen contrato en vigor con Tottenham y Juventus, respectivamente, equipos sin necesidad ni intención de deshacerse de ellos.

Joachim Low, seleccionador alemán, se autoexcluyó la semana pasada. «Lo puedo descartar totalmente», dijo. Otro germano, Julian Nagelsmann, del Hoffenheim, habría sido sondeado y también lo habría rechazado. Jürgen Klopp, con contrato con el Liverpool hasta 2022, tiene una cláusula de salida de 32 millones.

Incluso Marcelino, actualmente en el Valencia, aseguró en una tertulia: «No me llamarán, pero no iría porque estoy muy a gusto donde estoy». El mercado externo se contrae de manera alarmante.