Sin red, sin posibilidad de fallo, con los tres puntos como única salida para agarrarse a la Liga. Así encara el Madrid el clásico, en el que la necesidad que puede convertirse en su peor enemigo. Los 11 puntos de diferencia entre el equipo de Valverde y el de Zidane, aunque con un partido menos el conjunto blanco, obligan al Madrid a enterrar su irregularidad, ya que una derrota supondría ponerle una alfombra a los azulgranas hacia el título.

«El que pierda tendrá unas fiestas tristes». Esa frase de Rakitic resume perfectamente lo que puede ser un clásico que aparece mucho más amenazante para el Madrid si no logra los tres puntos o si se queda a 14 del Barcelona, aunque con un partido más el equipo catalán. Si es así, el Madrid habrá enterrado prácticamente sus opciones en la Liga, donde le espera una segunda vuelta en la que deberá visitar el Pizjuán, Mestalla o Camp Nou.

Lo más inmediato es el clásico, un choque al que el equipo blanco llega eufórico tras haber logrado el Mundial de Clubs y cerrar un año con cinco títulos. Sin embargo, el triunfo ante el Gremio no parece suficiente como para sellar cuatro meses de continuos altibajos en la competición liguera, donde lleva dos derrotas y cuatro empates. Si anímicamente el conjunto blanco encara el clásico en un momento de gran autoestima y con Cristiano en racha, sus debilidades suponen una amenaza para volver a las andadas y retomar esas dudas de la Liga.