Miles de madrileños, lógicamente los de corazón blanco, se echaron ayer a la calle para aclamar a los protagonistas de la Undécima copa europea del Real Madrid. Visiblemente cansados por la larguísima final del pasado sábado y una primera celebración en la madrugada del domingo, los jugadores de Zidane sacaron fuerzas para ofrecer su última conquista a sus aficionados y a La Cibeles, con la que el capitán, Sergio Ramos, cumplió con la tradición de ataviar al monumento con la bandera del club y ofrecer simbólicamente el trofeo.

“Ya tenemos la undécima Copa de Europa, pero nuestra historia dice que toca trabajar para ganar la duodécima. Somos capaces de lograr lo que parece imposible”, comentó Florentino Pérez, que encabezó la delegación del club blanco en la Comunidad y en el Ayuntamiento de Madrid, actos preliminares a la gran fiesta final en el Santiago Bernabéu.

NUEVO ATENTADO // En los festejos no faltó al recuerdo de los cuatro aficionados del Madrid (de entre 18 y 30 años) que fallecieron el sábado en Naher al Imam (Irak) en un nuevo atentado contra una peña del club blanco, cuando se encontraban viendo por la tele la final de la Champions, presuntamente a cargo del grupo terrorista Estado Islámico. “La Champions está dedicada a estos aficionados fallecidos, que siempre estarán en la memoria de este club”, dijo Florentino Pérez. H