Partido con sabor a final el vivido ayer en Málaga, donde el equipo del Míchel, próximo rival del Villarreal en el Estadio de la Cerámica (domingo, 18.30 horas), sufrió hasta el último segundo para asegurar su primera victoria de la Liga 17-18 medio año después de su último triunfo en la competición, precisamente ante el Celta, el último rival que había caída en La Rosaleda, el 7 de mayo (3-0). Los goles de Adrián (hijo del técnico andaluz) y Recio, de penalti, dieron oxígeno a Míchel, en entredicho desde hace semanas.

«Es increíble lo de la afición. Tiene fe, cree en nosotros. Es una alegría muy grande, pero hay que seguir», señaló el entrenador, alucinando aún con el respaldo del público.