Marc Márquez anda estos días más que inquieto, más que preocupado. La palabra sería triste. No le gusta nada, nada, el ambiente que se vive en Catalunya. «Esta situación», comentó ante el micrófono de Catalunya Radio, «no beneficia a nadie y solo espero y deseo que, a base de diálogo, podamos arreglarlo todo lo antes posible». Aleix Espargaró, muy activo en twitter y al que le encanta que le llamen el Piqué de las motos («aunque él sí es una estrella»), se vacía diciendo lo que piensa en las redes, aunque le lluevan palos. «Prefiero irme a dormir con el móvil lleno de insultos, que quedarme sin decir lo que pienso».

Márquez confía en la extraordinaria racha demostrada en las seis últimas carreras, de las que ha ganado cuatro y ha sido segundo en otra (en Inglaterra tuvo que retirarse porque se rompió el motor de su Honda) para, una vez en la pista, correr con alegría y determinación, que es lo que le ha convertido en el tricampeón más precoz de la historia.

El amuleto que le entregó su marca de cascos

Para conseguir la victoria, el podio o un resultado que le acerque al título, Márquez, supersticioso como todos los deportistas, le pidió a Shoei, su marca japonesa de cascos, que no se olvidara de traerle para colocarlo en su boxe al 'Maneki Neko' (el gato que llama a la suerte, en japonés), el mismo que, el pasado año, por estas mismas fechas, le ayudó a ser campeón del mundo en un gran premio, en un circuito, en una carrera en la que no pensaba coronarse «ni mucho menos».

Márquez tenía planes y posibilidades de ser campeón en el triplete del pasado año, pero muy pocas, casi ninguna, en la primera cita de esa gira, en Motegi (Japón). Pero se cayeron las dos Yamaha oficiales de Valentino Rossi y Jorge Lorenzo, y con su victoria, por delante ¡menuda casualidad! de los dos pilotos que ahora le discuten el cetro, el italiano Andrea Dovizioso (Ducati) y el catalán Maverick Viñales, entonces en Suzuki, Márquez se convirtió en tricampeón.

«Aquel gatito me dio suerte y ya lo vuelvo a tener en mi box, plantado, moviendo su bracito para volver a llamar a la suerte. El año pasado parecía imposible, ¡era imposible!, ser campeón aquí y lo fuimos. Así que ahí está de nuevo el gato para acompañarnos en la pelea», señaló ayer el tricampeón de MotoGP, que no teme, como Rossi y Lorenzo, a la lluvia «pues hemos sido competitivos en todo tipo de circuito y situación».