Antonio Conte (Lecce, 1969) compartió durante cinco años la medular de la Juventus con Zinedine Zidane. Les acompañaban otros clásicos, como Didier Deschamps o Edgar Davids, pero los más opuestos eran los ahora técnicos de Chelsea y Real Madrid. El trabajo y la clase. Es natural que las grandes personalidades de los banquillos consigan reflejar al futbolista que llevan dentro. A Zizou le falta que los suyos lo hagan bonito. Ganan por talento individual. Los blues, en cambio, no ganan por arte de magia. El Chelsea de Conte los gana en cada balón dividido, en cada kilómetro corrido y, sobre todo, en cada idea sagaz que les convierte en los más astutos del campeonato.

«Creo que yo corría más que él, pero él pensaba más que yo», se comparó el técnico italiano a Pep Guardiola antes de enfrentarse al City. El sábado quedó claro que son dos de los técnicos que mejor trabajan la táctica.

Conte ha conseguido transformar a su equipo tras un inicio dubitativo. Sus jugadores señalan el punto de inflexión en la derrota (3-0) ante el Arsenal. En el vestuario volaron botellas de agua y zapatos. Conte es un excéntrico que se comporta como un maníaco cuando compite.

Comparativa con ‘Mou’

Durante su etapa más gloriosa como técnico de la Juventus (desde mayo del 2011 a octubre del 2012 no perdieron un partido) en Italia se le apodó el Mourinho italiano. Fue por resultadismo, pero guardan pocas similitudes. Conte es, futbolísticamente, guardián del 3-5-2. «Puedes reconocer a mi equipo», explicó el míster tras arrollar al Everton. «Más presión, estamos juntos, volvemos, trabajamos». En el primero de sus tres años de contrato, el que fuera seleccionador italiano ha implementado sus consignas en un equipo donde no hay intocables. Cesc Fábregas puede dar fe. David Luiz no mete la pata, Diego Costa no monta líos, Pedro ha renacido, Courtois vuelve a parar y Eden Hazard puede jugar libremente mientras Kanté cubre todos los huecos.