Nuevos vientos remueven la selección española. Luis Enrique Martínez se ha estrenado como seleccionador español con ganas de trabajar, con entusiasmo, viveza, pasión y cercanía con sus jugadores. Con todo eso, pero también con nuevas normas de convivencia y concentraciones más intensas. Con buena cara, pero trabajando.

La mano dura que le pedía Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), al nuevo seleccionador, se va a traducir en horarios estrictos, pocas horas libres, mucho tiempo en equipo sin distracciones..., así como las charlas en privado, en el vestuario. Por el momento todos parecen estar poniendo de su parte que no se refleje en la relación caótica que ha tenido el seleccionador con algunos jugadores en sus etapas en clubs.

Tanto en la llegada de los futbolistas a su primera concentración en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, como en el primer entrenamiento bajo sus órdenes, Luis Enrique se esforzó por trasmitir normalidad.

El guiño

Las cámaras de la RFEF captaron el encuentro más morboso, el de la llegada de Sergio Ramos. «Bienvenido a tu casa de nuevo», le dice Luis Enrique al madridista en los vídeos distribuidos por los canales oficiales, después de recibir al capitán de la Roja con una broma chocando con su espada, circunstancia que dejó un poco descolocado al receptor de ese guiño.

En el entrenamiento, cercanía con Dani Ceballos, al que estuvo instruyendo personalmente tras un ejercicio; también con Isco, que hizo el mejor gol de la sesión para justificar los halagos que le dedicó el seleccionador cuando anunció la lista. También con el propio Ramos, para refrendar las sonrisas de la recepción. Álvaro Morata fue ayer el primer internacional en comparecer ante los medios de comunicación. Uno de los que regresa después de perderse el Mundial de Rusia, siempre agradecido, casi nunca polémico.

Madrugones

La selección de Luis Enrique es la más madrugadora de los últimos tiempos (comienza a entrenar a las 10 de la mañana) y hasta que la expedición viaje el viernes a Londres, para disputar ante Inglaterra el primer partido de la Liga de Naciones (el sábado en Wembley, a las 20.45 horas), el cuerpo técnico ha preparado sesiones de trabajo mañana y tarde, sobre el césped o en el interior de las instalaciones.

Luis Enrique quiere impregnar a su equipo de las ideas que ha estado barajando los últimos meses, las ideas que redujeron esa lista de 73 jugadores, con la que dijo que partía de inicio, hasta la actual de 23 (sin presencia de ningún representante del Villarreal, pese a los cinco de entre esos 73), con la salvedad de la ausencia por paternidad de Diego Costa y la llamada de Iago Aspas para sustituirlo.

Unas ideas que quiere mantener en el más absoluto oscurantismo. Además de entrenar a puerta cerrada (salvo el primer entrenamiento y los oficiales), la federación ha instalado unas lonas que tapan la visión desde un peñasco cercano a la Ciudad del Fútbol desde el que se divisa el campo de entrenamiento.

«Luis Enrique nos dijo que quiere que España vuelva a jugar para ganar. Quiere jugar bien con el balón y que seamos agresivos sin él. Hay muchas cosas que tenemos que volver a hacer para volver a ganar», reveló Morata en rueda de prensa. «Me parece una persona muy sincera y que tiene ganas de ganar. Pide mucha intensidad y mucha concentración», explicó el delantero del Chelsea sobre lo que les ha transmitido el nuevo técnico de la Roja.

Pensar solo en fútbol

Al terminar el partido el sábado en Inglaterra, la expedición no va a regresar a Las Rozas, como venía siendo costumbre, con jornada de descanso incluida. En lugar de eso, el equipo va a viajar directamente a Alicante para iniciar la concentración con vistas al partido del próximo martes (20.45 horas) en Elche frente a Croacia.