Manu Calleja es pasional. En su breve estancia en Castellón ya se ha emocionado públicamente en diferentes ocasiones. Aunque la de ayer fue la más justificada. El técnico albinegro encaró su comparecencia pospartido abatido. No daba crédito a lo sucedido. «El partido estaba controlado hasta la acción del penalti, en la segunda parte tuvimos la ocasión de Guille, las dos de Esaú pero llega el penalti... y ahí cambia todo». El cántabro asumió su responsabilidad: «Error mío por sacar un futbolista. Es la mayor cagada que he hecho en un cambio en años».

«Tenía que buscar otra opción pero le veíamos con chispa (a Pruden), sabíamos que podía aguantar y es más específico de banda. Pero no defendimos bien esa acción... y penalti», añadió, recalcando que «el partido estaba acabado. Una jugada que es un despeje, llega precedida de un paradón de Zagalá, el crono era 95.18 en la falta. La meten al área, lo de siempre, el cague, el balón, la segunda acción y pum».

El preparador aseguró que «el equipo llegó muy justo de gas ,pero estaba convencido que no perdíamos». Tras la derrota, Manu Calleja se mostró francamente tocado: «Si estoy así es por ellos». «Estoy, muerto en vida, siento vergüenza de mirarles a la cara, cada vez que algún aficionado ha venido decirme algo me he puesto a llorar»... y mientras lo comenta rompe a llorar. Y sigue: «Los aficionados son increíbles, son lo mejor, siento que les he fallado, tengo un sentimiento de fallo». Respecto a los jugadores, el míster aseguró que «a los chicos no les puedo decir nada, la responsabilidad es mía». «A este club el fútbol, le debe varias», dijo.

Su plantilla ha sufrido mucho debido a los impagos, circunstancia que, en palabras de Calleja se afrontó con una «resistencia pasiva, de ‘no nos vas a doblegar, vamos a ganar y vamos a clasificar’».

Y al final fue tajante: «Mi futuro y el de los jugadores es pegarnos siete horas de viaje y pensar cómo olvidarnos de esto y ver las decisiones que tenemos que tomar para poder cobrar». «Es demasiado injusto todo lo que estamos viviendo, un año muy duro...», concluyó entre sollozos.