El Villarreal, el mismo que ha metido la sexta marcha en el campeonato doméstico (tantas como victorias consecutivas lleva), el que ha cerrado una primera vuelta de récord en zona Champions a una distancia récord con el quinto clasificado, está obligado esta noche (20.30 horas), al amparo del Madrigal, a una remontada para seguir vivo en la Copa del Rey, donde tiene depositadas tantas esperanzas. No necesita ninguna proeza, sino, simplemente, neutralizar el 3-2 de hace siete días en San Mamés para plantarse en la antesala de las semifinales.

En Liga, ahora que acaba de dejar atrás su ecuador, el Submarino dispone nada más y nada menos que de 11 puntos sobre el Athletic. Hoy no sirven de nada, más allá de refrendar que el Villarreal está más fuerte, de ahí su situación privilegiada en el torneo de la regularidad. Lo demostró también hace justo una semana, cuando la mañana del día de Reyes prometía con ese contundente 0-2 al descanso de San Mamés que, incluso, auguraba con sentenciar la eliminatoria y despejar el paso de los amarillos hacia cuartos, aunque la posterior reacción de los leones postergó la resolución de uno de los cruces más igualados de octavos a los segundos 90 minutos (tal vez más) del segundo y definitivo asalto.

Si, entonces, Marcelino García apostó sin ambajes por las rotaciones (solo tres jugadores repitieron en el once respecto al que venía de imponerse en Riazor), el hecho de estar -solo ligeramente- por detrás en la eliminatoria no va a hacer cambiar los planes del asturiano, que sigue sin disponer de los lesionados Daniele Bonera, Jaume Costa y Adrián López. El Submarino suma una cuarta baja: Mario fue expulsado, por doble amarilla, en Bilbao. Un detalle: del once de San Mamés al del domingo frente al Sporting apenas un par de coincidencias (Adrián Marín y Víctor Ruiz).

DOS DESCARTES DE PESO // El canterano parece obligado a continuar por las ausencias de los dos laterales titulares, en tanto que el exvalencianista -que no entró en la convocatoria por decisión técnica, al igual que Manu Trigueros-; podría dejar su sitio a Mateo Musacchio o, incluso, a Pablo Íñiguez, con Eric Bailly, pese a sus molestias en el hombro, completando el eje de la retaguardia, con Mariano Barbosa en el arco y Antonio Rukavina como 2.

Rodri Hpodría tener otra oportunidad al lado de Tomás Pina, en un equipo visiblemente más parecido al de hace siete días que al que viene de ganar al Sporting, con Nahuel Leiva, los Samus (Castillejo y García) y Leo Baptistao, ya que, pese al momento dulce de Roberto Soldado y Cédric Bakambu, el Marcelino no los forzará.

El Madrigal descabalgará a uno de los pocos conjuntos que todavía compaginan tres competiciones, circunstancia que pesa, sin duda, en la forma de encarar este encuentro. Valverde, que se guardó a Aduriz en la recámara siete días atrás (sí lideró la remontada), se encomienda al donostiarra, que el domingo no estará en el Camp Nou por sanción.

El principal quebradero de cabeza del Txingurri, no obstante, gira en la forma en que comenzará a sustituir a Raúl García, cuya lesión, el sábado en el Sánchez Pizjuán, le mantendrá alejado de los terrenos de juego un par de meses. Parece que queda reducido a la resolución del dilema de dar los galones a Javi Eraso o si centra la posición de Iker Muniain. Lo más probable es que confíe la portería a Iago Herrerín y que vuelvan también al once hombres como Xabi Etxeita, Markel Susaeta y Ander Iturraspe. H