A Marcelino se le acumulan los problemas para el derbi. Sin Gabriel en una de las defensas más sólidas de la Liga, el asturiano sigue sin poder contar con una de sus grandes estrellas, Guedes, y tiene la baja de Gameiro y la duda hasta última hora de Coquelin, lo que le obliga a echar mano del filial (entrará el canterano Fran Navarro) para completar la convocatoria ante el Villarreal.

Su partido 300 como entrenador —«lo que significa, además de una gran satisfacción profesional, que me estoy haciendo mayor», bromeó— llega ante uno de sus exequipos, quizá en el que dejó más huella. Para Marcelino, la llegada de Luis García al Submarino ha cambiado a los groguets. «El dibujo y la idea han variado. Antes anteponían el riesgo en la iniciación del juego. Ahora es un equipo que encaja menos, más sólido», destaca el preparador asturiano, que también subraya la llegada de Iborra en el mercado invernal. «Les da una presencia mayor en el juego, sobre todo a nivel ofensivo», analiza.

Como con su Valencia, a Marcelino también le cuesta explicar el porqué de la mala situación de un rival confeccionado para metas mayores. «Tiene muy buenos jugadores, pero cuando entras en una dinámica negativa cuesta demostrar la capacidad que posees. Es una situación que me suena. En algunos aspectos el Valencia y el Villarreal tenemos caminos paralelos», señala Marcelino.

ESPERA REFUERZOS / Como el Villarreal, el Valencia y su técnico están a la expectativa de cómo se cierra el actual plazo de fichajes. Marcelino da casi por descontado que el club resolverá la salida definitiva de Batshuayi, con el que no cuenta, y confía en que se resuelva favorablemente el interés en el mexicano Chicharito: «Es una opción porque quiere venir».