Cuando Andrés Fernández se retiró de Anoeta con la rodilla destrozada, en la segunda jornada de la Liga, una especia de hecatombe parecía cernirse en la portería del Villarreal, con Sergio Asenjo todavía lejos de su reaparición. Sin los dos porteros titulares en las cuatro últimas temporadas, la primera reacción del entorno amarillo fue pensar en acudir al mercado para buscar soluciones de urgencia. Pocos, muy pocos, repararon en la figura de Mariano Barbosa, pero para el club, el entonces técnico, Fran Escribá, y, sobre todo, el entrenador de porteros de la casa, Jesús Unanua, el relevo estaba en casa. Hoy por hoy toda la razón asiste a los que apostaron por este argentino de 33 años, arraigado en Vila-real no solo por su pasado en el equipo groguet —compartió con Viera el protagonismo en el arco de aquel Submarino semifinalista de Champions a las órdenes de Manuel Pellegrini— sino también por lazos familiares. Cuando en los albores de la pretemporada de la Liga 2015/2016 surgió la oportunidad de regresar a la ciudad de su esposa Eva —contrajo matrimonio el pasado verano—, Mariano y su familia no dudaron ni un segundo, aun a riesgo de presagiar que los minutos brillarían por su ausencia.

La oportunidad

Así fue en los dos primeros años. Media docena de partidos europeos, otra media docena en la Copa y un par en la Liga. La llegada de Andrés le relegó al rol de tercer portero del Submarino. Pero Barbosa siguió trabajando como un juvenil. Cuando Andrés se lesionó a finales de agosto llegó la oportunidad esperada. Ya en Anoeta mantuvo la portería a cero en la segunda parte y, salvo el 4-0 en Getafe que precipitó la salida de Escribá, solo Betis, Atlético y Girona han podido superarle en la competición doméstica. El argentino ostenta una media de menos de un gol encajado por partido, tónica que mantiene ahora en la Europa League.

El jueves, Barbosa fue una pieza clave para que el Villarreal se fuera del Eden Arena de Praga con el liderato del grupo bajo el brazo y la clasificación para los dieciseisavos mucho más cerca. «Un gol en contra nos hubiera complicado las cosas, pero supimos sufrir para dejar la portería a cero», explica. El guardameta amarillo realizó seis intervenciones en los 90 minutos ante el Slavia, dos de ellas salvadoras ante Stoch —al filo del descanso— y Soucek —ya en la segunda parte— que le han valido ser elegido por la UEFA como el mejor portero de la cuarta jornada de la Europa League, el segundo amarillo que ha conseguido esta distinción en lo que va de temporada después de Rodrigo, tras el encuentro ante el Astana de la primera jornada de la fase de grupos. «Estamos para eso, para evitar los goles», apunta con humildad Mariano Barbosa, como restando mérito a sus importantes exhibiciones.

La ‘pelea’ con Asenjo

Y pisando firmemente el suelo. Mariano, el héroe inesperado de este Submarino, sabe que la recuperación de Sergio Asenjo está cerca y, con ella, la más que posible pérdida de la titularidad. Pero Barbosa prefiere pensar en la decisión de Calleja cuando llegue el momento de competir de tú a tú por la portería con el palentino. «Mi idea es seguir aprovechando esta oportunidad y seguir jugando, acumulando minutos y disfrutando», apunta el guardameta formado en el modesto equipo de Barrio Sitra. Después llegó el Banfield y el salto a Europa, el paréntesis del regreso a Argentina, un paso breve por México, el barro de la Segunda A en Las Palmas y el regreso a Primera División de la mano del Sevilla antes de la vuelta a casa.

Ahora, Barbosa vive su segunda juventud en primera línea de juego y vuelve a ocupar un lugar destacado en la máxima categoría. El Villarreal, por suerte, hizo caso al consejo del argentino días antes de empezar su serie de notables titularidades con el Submarino. «No me importa si traen a otro portero; no soy yo el que se gasta el dinero, es el Villarreal».