El Villarreal barrió en la posesión ante el Girona (un 62%), triplicó a su rival en los remates ante la portería contraria, casi duplicó los tiros entre los tres palos y obligó al conjunto catalán a ceder siete lanzamientos desde la esquina, ninguno aprovechado por los de Calleja. El último tropiezo de los amarillos, por tanto, no puede basarse en las estadísticas puras y duras, totalmente favorables en el doloroso 0-2 en el Estadio de la Cerámica.

¿Dónde está, entonces, el problema? «Puede ser un tema más mental que físico, pero no debería ser así», acertaba a decir Mario Gaspar, el único de los jugadores del Submarino que dio la cara en la zona mixta tras la cuarta derrota en casa de la presente Liga. Una incerteza que solo deja una cosa positiva: «Estamos tocados y fastidiados, pero seguimos sextos». El Villarreal ha tocado fondo —solo una victoria en los seis últimos encuentros— todavía incrustado en las plazas de Europa League, pero el amplio colchón de puntos con el que empezó febrero se ha reducido a la mínima expresión: los seis puntos de ventaja sobre la séptima plaza ya solo es uno; y lo más preocupante, únicamente dos puntos separan a los de Calleja del octavo (Eibar), situado en el límite que separa Europa de la intrascendencia.

«Tenemos que analizar por qué se nos ha ido la ventaja», añade Mario, que trata de poner nombre y apellidos a las causas de la crisis. Primero. El aspecto ofensivo. «Ante el Girona nos ha costado muchísimo hacer peligro. Hay que tirar más a puerta», apunta. Segundo. La actitud. «Hay que sacar el carácter. Si no remontas, por lo menos hay que provocar cuatro, cinco o seis paradas del portero rival», critica Mario, que pide «más agresividad y contundencia en las áreas». Pese a todo, el lateral está convencido de que dar la vuelta a la dinámica solo depende «de un resultado positivo», pero avisa de que este no llegará por inercia. «Esto no va a cambiar porque sí», recalca.

Los amarillos tienen por delante toda una semana para analizar los motivos de la crisis y buscar soluciones, empezando por el partido del próximo domingo en Las Palmas, donde el Villarreal estará obligado a «sacar el carácter, demostrar ambición y demostrar que queremos luchar hasta el final para estar en plaza europea».

RECUPERAR LAS SENSACIONES

«No se nos ha olvidado jugar y hay que aferrarse a eso, a las sensaciones que teníamos cuando estábamos en dinámica positiva», arenga Mario, que aun ve al Submarino en una posición de privilegio para afrontar la recta final: «Cualquiera de los que viene por detrás se cambiaría por nosotros».