Él dice que le sale instintivamente, que no las prepara, que es imposible hacerlo queriendo y hay que creerle. Al fin y al cabo estábamos hablando, solo, del octocampeón del mundo de motociclismo, Marc Márquez (Honda). Pero sí, al final, puedes pensar que se trata de una de sus habilidades, de una de las muchas virtudes que posee y que le permiten, no solo ser el mejor, sino acaparar todas las miradas.

Márquez, ayer, en el precioso circuito de Phillip Island (Australia), donde es imposible, imposible, no ir deprisa porque corres el riesgo de hacer el ridículo en el circuito más bonito del Mundial, volvió a protagonizar una de sus tremendas y ya tradicionales ‘salvadas’. Dicen que la más bestia. Puede, en efecto, que no la más vistosa o espectacular, pues ahí su hermano Àlex le supera con su descabalgada y salvada de Motegi.

Estaba en el suelo, sí

“Podría decir que Àlex me provocó, podría, pero la verdad es que estas cosas no se pueden ni preparar mi prever pues, lo primero que hay que señalar, es que cuando estas a punto de caer, bueno, es más ¡cuando te ves en el suelo!, como me he visto yo hoy, es que algo no anda bien, es que algo estás haciendo mal”, comenta, fríamente, Márquez tras su nuevo milagro. “Sí, sí, ha sido otro milagro, como el de Brno del 2014”, insiste.

Danilo Petrucci (9) asiste atónito a la 'salvada' de Marc Márquez, hoy, en Australia. / MOTOGP/ DIEGO SPERANI

Y es que Márquez, que compartía con Dani Pedrosa, entonces compañero en el equipo Repsol Honda, el récord de inclinación habiendo trazado, los dos, una curva de Montmeló con 63 grados de vértigo, lamiendo el asfalto, rompió esa marca, el 4 de septiembre del 2014, cuando el fotógrafo italiano Tino Martino, de la agencia Milagro, le pilló, en un entrenamiento, con una inclinación de 68 grados. “Cuando le vi pasar, pensé: se mata. Es más, fui a buscarlo detrás del guardarraíl y, no, no, estaba ya en su box, había levantado la moto”, recuerda el enorme Tino.

En Phillip Island, Márquez ha roto la marca que él mismo estableció, consiguiendo una inclinación de 70 grados y consiguiendo levantar la moto, cuando ya se creía en el suelo. “Cuando me vi tumbado en la pista, pensé ‘Marc, esta vez sí que no la salvas’, pero, como nunca me rindo, di un pelín de gas y, de pronto, la rueda delantera se levantó y me vi con la moto recta en la pista. ¡Eso sí!, en mitad de la hierba, pero también la salve. ¡Uf! Hemos hecho muchas, muchas, risas con Àlex.

Eso sí, Márquez, que protagonizó toda esa escena ante la mirada de Danilo Petrucci, levantó su mano derecha para saludar al numeroso público que había en esa curva “porque todo el mundo estaba aplaudiendo y agradeciendo el show que les acababa de ofrecer, sin querer, claro. Todo el mundo sabe que me encanta entretener a los aficionados aunque, insisto, a veces preferiría que esas cosas no ocurriesen pues el riesgo de caerte y hacerte daño es enorme”.

Las caídas que intuyes

Todo el mundo admira, en efecto, la capacidad de Marc para las ‘salvadas’ y todo el mundo cree que las puede protagonizar porque, físicamente, está como un toro, no solo por su enorme habilidad y por la capacidad de su Honda de ponerse derecha con un acertado golpe de gas. “Hay caídas, acciones, que las ves venir y otras que te sorprenden. Las que intuyes son más fáciles de salvar; las que te sorprendes sueles acabar en el suelo, sí”. No deja de ser gracioso que Márquez, poco amante de los récords, es más nunca se fija, hoy haya mostrado su satisfacción “por haber logrado una nueva marca de inclinación: 70 grados es estar en el suelo, imposible de salvar, pero se ha vuelto a producir el milagro”.