Carlos Sainz, de 55 años, se convirtió en bicampeón del Dakar y en el piloto con más edad que se adjudica el raid. El Matador, ganador de dos mundiales de ralis (1990 y 1992, con Toyota), dominó la prueba con sabiduría y permitó a Peugeot despedirse con otra gran victoria.

-Fernando Alonso publicó un Twitter en el que decía que le dolían las manos de aplaudir a una leyenda del automovilismo.

-Fernando, como ocurre con tanta gente, me aprecia y sé que se ha alegrado por nuestra victoria. Ha sido un triunfo muy difícil, pues todos coincidimos que ha sido el rali más duro que hemos disputado en Sudamérica. Ganar en Córdoba, donde gané en el 2004 el rali del mundial, me ha hecho muchísima ilusión.

-Su hijo, Carletes, también se ha mostrado el hijo más orgulloso del mundo en las redes sociales.

-Carlos sabe lo dura que es está profesión y sabe, además, que para ganar carreras no solo te tienes que preparar muy duramente, ser rápido, tener cabeza y un buen coche, sino que tienes que tener algo de suerte. Nosotros, creo, hemos hecho un Dakar muy inteligente y, en ese sentido, el papel de Lucas (Cruz, su copiloto) ha sido vital y, sí, hemos tenido suerte como el día que nos echaron una mano los motoristas, el día que se rompió el cambio, pero pudimos seguir en tercera velocidad o el día que por poco se nos rompe la correa del alternador, pero resistió por unos hilos. Y a esa suerte, nosotros añadimos mucho trabajo, por supuesto.

-Solo ha ganado dos etapas.

-Lucas dice que el Dakar nunca lo gana quien gana más etapas. Hemos sido inteligentes, hemos sido muy listos. El Dakar son muchas cosas. Por ejemplo, tomar las decisiones sin precipitarse y nosotros contábamos siempre hasta 10 antes de tomar la decisión que creíamos justa y, por el resultado, es evidente que hemos acertado en la mayoría de ocasiones que nos la hemos jugado.

-¿Por qué ha sido una edición del Dakar tan dura?

-Por todo, por la arena primera de Perú, por la altitud de Bolivia, por el ritmo que se ha corrido, fíjense que han abandonado grandísimos pilotos y han roto estupendos coches. Y porque siempre hay sorpresas. El Dakar está repleto de trampas. Es un rali tan duro, tanto, que Peugeot solo ha sobrevivido con un coche, el nuestro, y se presentaba en la línea de salida con tres grandísimos pilotos más: Stéphane Peterhansel, ganador de 13 ediciones del Dakar; Sebastien Loeb, estrella del Mundial de ralis y Cyril Després, otros monstruos del Dakar.

-¿Qué significa para usted esta nueva victoria en su inmenso palmarés deportivo?

-Significa cosas muy importantes para mí. Por ejemplo, además de la victoria en sí, significa que, a los 55 años, sigo siendo muy veloz, muy rápido, estoy motivado, me encanta mi trabajo, me apasiona mi profesión y puedo seguir ganando a veteranos y jóvenes. Y significa algo que ahora puedo decir: tras cuatro años en el proyecto Peugeot, ya me tocaba ganar con la marca de los leones. He trabajado mucho en este proyecto, mucho. No es revancha a otros años en que me he visto obligado a abandonar, no, es ilusión por conseguir culminar el proyecto Peugeot con una victoria. Y también, sí, me hace ilusión porque refuerzo la victoria del 2010 con VW. Aquel triunfo no fue una casualidad, no.

-Le dolió la penalización (y luego perdón) por la acusación falsa que realizó el millonario holandés Kees Koolen cuando dijo que le golpeó con el coche.

-Me dolió porque era mentira, por nada más. Se demostró que lo que él decía no era cierto, como yo dije, y punto. Él se puso nervioso cuando lo superamos, yo le había avisado por nuestro sistema Sentinel y, luego, reclamó no entiendo por qué. Nada más. Si le hubiese, simplemente rozado, le habría hecho daño, sí, pero es que no lo toqué, no.

-¿Seguirá corriendo otro año?

-Quiero llegar a casa y disfrutar de la familia. Ya veremos, ya veremos, qué pasa en el futuro. Lo consultaré también con mi mujer, a ver qué opina ella.