Pues sí, los que más saben de esto no nos engañaron. Estamos ante el mejor Mundial de MotoGP más interesante, vibrante e incierto de los últimos años. A no ser, ¡ojito!, que la demostración de poderío del joven español Maverick Viñales (Yamaha), de 22 años, tenga continuidad, en el mes de abril, en dos pistas, Argentina y EEUU, propicias, dicen, a la Honda de Marc Márquez, que ayer también vio cumplido su pronóstico: sigue faltándole aceleración (en la recta le pasaba hasta la Suzuki) y, al menos, siete grandes premios más para que su electrónica esté a punto.

Por lo demás, todo en su sitio: ganó el campeón invernal, Viñales; quedó segundo la poderosa Ducati (no la de Jorge Lorenzo, 11º, sino la de Andrea Dovizioso, con las manos ensangrentadas); Valentino Rossi protagoniza el milagro del Doctor y el nen de Cervera se queda sin el podio porque su Honda adolece de casi todo lo que él pidió en el invierno.

LLUVIA // La carrera se retrasó dos veces por el chirimiri catarí. Y, justo, dos minutos después de que concluyese el GP, diluvió, en honor del carrerón que todos ofrecieron, empezando por ese novato bicampeón de Moto2, Johann Zarco, que aprovechó lo lento que se rodaba, el miedo que tenían los magníficos a una pista traicionera, para mandar en las primeras vueltas ¡hasta que se cayó! Y, luego, vino la escapada de Andrea Dovizioso, tal vez picado por el fichaje millonario de Lorenzo, que mandó durante buena parte de la prueba. Hasta que Andrea Iannone (Suzuki) rodó por los suelos (no es extraño en The Maniac). Hasta que la Honda de Márquez dijo basta y el tricampeón no quiso perder los primeros puntos (cuarto, 13).

Hasta que la pareja de Yamaha, Viñales y Vale, perdieron el miedo a la humedad, a las curvas 14, 15 y 16 (la última) mojadas y apretaron. Hasta llegar la parte final, preciosa, espectacular.

En esas últimas vueltas, con Márquez ya descolgado soñando con tiempos mejores y con Rossi en el balcón del podio, pegadito a Dovi y Viñales, esperando que se despistases o se cayesen, la pelea fue espectacular. El español haciendo travesuras con su pilotaje a lo Lorenzo, apurando las frenadas y superando por el interior de cada curva a Dovizioso, y el veterano italiano exprimiendo el motor de su Desmosedici en la recta para fulminar al candidato.

Pero Viñales, con el temple y categoría de los elegidos para la gloria, supo aprovechar su momento. En la penúltima vuelta, sorprendió a Dovi. «Entre la curva cuatro y cinco, adiviné mi momento, no tanto por el riesgo, que lo sufrí, como por la sorpresa que sabía iba a suponer para Dovi, que no me esperaba en esa curva». Y Viñales se puso al mando. Y sacó lo mejor de él en esa vuelta. ¿Por qué?: «Necesitaba 50 metros, separarme un poco, para que él no me pudiese fulminar como había hecho hasta entonces en la recta».

Dicho y hecho. Dovi ni lo intentó. Viñales cumplió el pronóstico y es líder. Pero esto no es como empieza, es como acaba.