Pablo Torrijos es un fuera de serie. Y como la gran mayoría de astros del deporte, hace fácil lo difícil. El triplista del CA Playas de Castellón ha puesto fin a la temporada en tierras italianas, firmando 16,96 metros, su mejor marca del año. La mejor que ha logrado un español al aire libre.

Al saltador provincial se le ha hecho corta la campaña. Le han faltado torneos que rubricaran un curso caracterizado por la regularidad. Así lo ve Pablo Torrijos, que comparte en Mediterráneo sus impresiones tras concluir una campaña más que notable: «Estoy muy satisfecho. He llegado en un gran momento de forma al final de temporada y me hubieran venido bien un par de competiciones más antes de irme definitivamente de vacaciones».

LA GUINDA // A pesar de las grandes sensaciones que ha experimentado, el plusmarquista español en triple salto lamenta no haber logrado «un salto ideal». Uno que abriera una brecha entre los 16.80 y 16.90 que venía promediando durante todo el curso. «Hubiera sido la guinda. Me veía con opciones de conseguirlo, desde junio estoy muy bien físicamente y creía que podía llegar ese premio. No ha sido así, pero no me preocupa. Más razones para seguir trabajando hasta que lo logre», reconoce el castellonense, que quedó décimo en el Mundial de Londres de este verano. Un logro que valora con poco entusiasmo: «La gente te felicita por estar ahí. Está claro que no es fácil ser el décimo mejor del mundo en ninguna disciplina, pero mi objetivo era más ambicioso, al menos acabar entre los ocho primeros y, al final, quedé un poco decepcionado».

Torri se va de vacaciones para dentro de unas semanas volver con más fuerza, y con el firme propósito afrontar una temporada en la que espera superar su propio récord de España en triple salto (17.04). «Es uno de mis grandes objetivos. Creo que puedo alcanzar una marca cercana a los 17,20 o 17,30. No va a ser fácil, pero podría llegar si alcanzo mi plenitud», explica el triplista provincial, con una naturalidad impropia de una estrella del mundo deporte.

La carrera de Torrijos no ha sido únicamente éxito. También ha experimentado en sus propias carnes la presión del atleta. La obsesión de alcanzar una marca, que no llega. Se resiste cuando el tiempo más apremia. El año pasado sufrió para obtener la mínima para participar en sus primeros Juegos Olímpicos. «Lo pasé mal, porque no llegaba. En los entrenamientos lo conseguía, pero a la hora de la verdad, en las competiciones, no me salían las cosas bien. El tiempo juega en tu contra y te vas añadiendo cada vez más presión. Fueron muy semanas difíciles», expone el triplista, cuya idea es continuar entrenando en Madrid y seguir ligado al Playas la próxima campaña, aunque «todavía hay que sentarse a hablarlo con el club».

La próxima temporada viene cargada de grandes citas. En marzo tendrá lugar el Campeonato del Mundo de pista cubierta en Birmingham y en agosto se celebrará el Europeo al aire libre en Berlín. Dos eventos que ilusionan sobremanera al castellonense. «Si me respetan las lesiones, mi objetivo es pelear por las medallas en ambos campeonatos. A pesar de la dificultad, trato de ser ambicioso y sacarme el máximo rendimiento deportivo», advierte el saltador del Playas.

MENTALIDAD GANADORA // Torrijos, que fuera de las pistas es una persona alegre y serena, se transforma cuando compite en la arena. Se convierte en un atleta exigente y muy crítico. «Me gusta exigirme el máximo. No concibo el deporte de otra manera. Es sacrificio y mucho trabajo. Además, cuando las cosas no salen como deberían, me machaco bastante. Soy mi principal crítico», declara Torrijos, cuya visión del deporte se simplifica en una larga carrera de obstáculos en la que, con cada salto, se supera un objetivo. Se deja atrás una competición. En definitiva, se avanza hacia una meta. Por suerte, la de Torrijos aún pilla lo suficientemente lejos como para seguir haciendo historia.