El Atlético tenía que ganar y salió a por el partido, con tensión, fue muy superior a un Lokomotiv que redujo a su mínima expresión y ganó con suficiencia para asaltar los octavos de final de la Liga de Campeones, donde espera un campeón de grupo entre Manchester City, PSG, Bayern, Juventus, Liverpool o RB Leipzig.

La garra y la ambición del equipo de Simeone no pudieron tapar una falta de creación del centro del campo, solventada solo con las apariciones de João Félix, el designado para guiar el nuevo proyecto rojiblanco, que ha vuelto a ser determinante recién recuperado de su lesión.

El Metropolitano recibió al Atlético con el ambiente de gran cita y el equipo de Simeone salió al césped al nivel: intenso, vibrante, ofensivo y arrollador. La primera jugada fue una llegada al área y, aún en el primer minuto, João Félix provocó un penalti que erró Trippier a causa de una inmensa parada de Kochetkov que, en España, con los dos pies por delante de la línea; le hubiera costado una amarilla y la repetición del lanzamiento.

Reacción tras el error

El premio del penalti era precipitado y el error una carga que el Atlético tuvo que superar. Lo hizo con la propiedad casi exclusiva de balón, con los laterales constantemente en el campo contrario y una presión que relegó a los rusos a su campo, aunque sin muchas ocasiones.

No había llegado el cuarto de hora cuando una mano de Zhemaletdinov, tan innecesaria como clara, y una revisión de VAR proveyeron al Atlético de otro penalti. A la segunda lo tiró João Félix y consiguió el gol que anhelaban los rojiblancos.

El Lokomotiv, que se presentó en Madrid con tres centrales y con la intención de defender a toda costa el resultado, apareció por primera vez en el área rival ya con el resultado en contra, de una forma tan vaga que apenas inquietó. Un tímido disparo que llegó llorando a Oblak fue el bagaje ruso al descanso, tampoco mejoró en el segundo tiempo, con cinco centrales hasta los 20 minutos finales.

El gol apaciguó las ansias ofensivas del Atlético, más sereno en la combinación y con una presión más relajada. Consiguió otro gol, de Morata, que anuló la revisión de videoarbitraje por un fuera de juego de centímetros.

En busca de la sentencia

Simeone imploraba a su equipo seguir buscando el ataque, contra las corrientes críticas, en busca de un segundo gol para reflejar en el marcador la superioridad en el juego, pero solo las creaciones de Joao Félix eran el factor determinante entre la buena labor conjunta de un Atlético manejado en la medular por la mejor versión de Thomas, con garra y físico, pero escaso de creación.

El descanso no varió la tendencia del partido, con el Atlético concienciado en mantener la disposición ofensiva, pero cada vez menos fluido con el balón, con menos desmarques y menos variantes.

Aún así, las aspiraciones del Lokomotiv estaban maniatadas por su manifiesta inferioridad y la sentencia era cuestión de buscar entre los problemas de gol del Atlético. El 2-0 llegó tras un centro lateral, con un remate de media volea de un Felipe que celebró el tanto con una acrobacia que no corresponde a sus 30 años.

Con la sentencia cayó el ritmo y la intensidad, no en la grada, pero no hubo atisbos de inquietud y Simeone ha salvado con buena imagen la primera final de la temporada.