El Barça varió notablemente su forma de atacar. Durante años, los volantes fueron los más determinantes a la hora de imponer un estilo de posesión desde las etapas de formación; ahora, aunque siga el culto al balón, los centrocampistas dejan cuotas de relevancia a las maravillosas acciones del mejor tridente del mundo. Hay cosas que no cambian. El portero y los centrales son el primer paso ofensivo, el mediocentro atesora la siguiente recepción y, a partir de ahí, los interiores no son opción exclusiva y no se duda en echar mano del pase largo, el cambio de orientación y las transiciones que tanto se han potenciado por la versatilidad de los atacantes.

El derrame ofensivo queda en sus manos. Neymar conduce y desborda a velocidad de vértigo, Suarez da mil soluciones, es agresivo y traza desmarques de ruptura antológicos, pero, aunque ha cedido protagonismo, Messi lo sigue gobernando todo. Escorado y partiendo desde la posición de extremo mentiroso, entra y sale de la zona de conflicto como un ladrón de guante blanco. Esquiva todas las minas que le colocan en su camino, elimina contrarios como si fueran conos, reparte, regala asistencias y ejecuta con la mayor precisión y velocidad posibles.

Por detrás, Busquets conecta a todo el equipo; el talento de Iniesta habilita y bate líneas de pase y el infravalorado Rakitic asume un papel más funcional para maquillar la anarquía defensiva de Alves y Messi. El brasileño es puro desorden en una defensa que tiene en Piqué y Mascherano como dueños del eje, muy por encima de las medianías que fichó Zubizarreta. En la izquierda, Alba otorga amplitud en el ataque posicional y sorpresa en el contragolpe. Por detrás, Bravo es una garantía.

PUNTOS DÉBILES // Pero este Barça manifiesta debilidades terrenales. Sus mayores problemas llegan cuando el oponente salva su primera oleada de presión; al tener volcados en ataque a sus dos laterales, en el retorno, la compresión defensiva no es eficaz y el dibujo se alarga. El Barça corre mal hacia atrás. Y otras veces, los puntas bajan la intensidad de sus obligaciones defensivas y el equipo queda dividido. El equipo defiende mal cerca de su área, mostrando su línea de fondo poca uniformidad. Al líder le llegan y le rematan mucho, demasiado. H