Estamos acostumbrados a hablar de traspasos de jugadores de entre 100 y 200 millones de euros, de que una venta por 30 o 40 millones parece ya una ganga... Pues ese repunte del mercado futbolísticos aunque a otra escala, también ha llegado a Segunda B, donde se vive un verano insólito, esta vez con un Castellón no tan protagonista, sin los enormes dispendios de hace un año.

El Nàstic, ayudado por la ayuda de la LaLiga destinada a aquellos clubs que bajan (de Primera a Segunda A y de ésta, a Segunda B), para amortiguar su caída, ha permitido el lujo de rodearse de jugadores como Jonathan Pereira, Lolo Pla... El último el delantero Pedro Martín (autor de 16 goles en el pasado ejercicio, por quien ha pagado al Lleida 181.500 euros, según el club de la Terra Ferma ha hecho público.

Con todo, podemos hablar de que no se trataría de una operación récord, este verano, en la categoría de bronce. Cartagena y Burgos andan a la greña por Elady Zorrilla, por quien los castellanos habrían ofrecido 350.000 euros... cuando los departamentales han solicitado ¡medio millón! Imagínense los pocos equipos de Segunda B que llegan a ese presupuesto en total. Por cierto, el Burgos, que hasta hace poco vivía grandes penurias económicos, ha incorporado a uno de los futbolistas más mediáticos de la categoría: el veterano delantero Toché (su hermano, el lateral derecho Rubén Verdú, militó en el Castellón del 2003 al 2005).

Eso por no hablar de lo que manejan los filiales, con futbolistas que cobran casi como si fueran de Primera y, en consecuencia, con cláusulas de 100 millones. Caso del centrocampista holandés Ludovit Reis, por quien el Barcelona pagó 3,25 kilos al Groningen. Contra ese tipo de equipos va a tener que batirse el cobre el Castellón, en un grupo III cada vez más caro. En todos los sentidos.

Y dentro de esta locura, luego están los jugadores por los que en vez de pagar un traspaso, vienen con un montón de dinero debajo del brazo. La Ponferradina ha incorporado al chino Leilei Gao, de 39 años, como parte de un acuerdo de patrocinio, que le obliga a permanecer un mínimo de seis meses (hay quien dice que podría aportar alrededor de un millón de euros).