Argentina volvió a ubicarse en la zona de repesca gracias a Leo Messi, el artífice de la victoria por 3-0 ante Colombia. El pánico nacional a quedarse sin un boleto a Rusia 2018 quedó en suspenso, al menos hasta marzo, cuando el combinado que dirige Edgardo Bauza se enfrente primero a Chile y luego en La Paz ante Bolivia.

Leo se ha llevado los primeros planos, dentro y fuera de la cancha. De un lado, con su golazo de tiro libre y sus asistencias. Por el otro, se ha visto a un Messi inédito, líder, que tomó la palabra para anunciar un veto a la prensa argentina.

Es posible que, por estas horas, se hable más del capitán y portavoz que del jugador extraterrestre. “Recibimos muchas acusaciones, muchas faltas de respeto y nunca dijimos nada, pero la acusación que le hicieron al Pocho (Ezequiel Lavezzi) es muy grave”. Messi aludió a Gabriel Anello, un periodista de Radio Mitre sobre el que pesan denuncias de antisemitismo y violencia de género, y quien antes del partido aseguró que Bauza marginó al amigo de La Pulga del banco de suplentes por fumar marihuana.

TUIT DE LA HERMANA

En rigor, el plantel está molesto por las palabras lapidarias que ha recibido, especialmente después de la paliza ante Brasil. “Se enojaron con la prensa, me causa gracia", soltó Alejandro Fantino, presentador del programa televisivo Animales Sueltos. Martín Liberman, de la cadena FOX, es, quizá, el estandarte de los más impiadosos. “Para Liberman que lo mira por TV”, se mofó en twitter María Sol Messi, hermana del jugador.

Sus palabras tuvieron tanto impacto que la hermana borró el mensaje de su cuenta. “María Sol, te mando un beso. Yo con mujeres no discuto”, le respondió Liberman, y reivindicó su papel crítico. “No se coman el cuento de que Argentina jugó bien: tuvo al mejor del mundo en su máxima expresión. Que lo cuestione, lo seguiré haciendo cuando juegue mal. No soy alcahuete ni su amigo. Tenía que aparecer y apareció. Lástima que no lo haga tan seguido”.

La polémica se trasladó a los mismos medios. “Tenemos un fútbol que no controla a los barras, que tiene a los clubs quebrados, que durante 36 años eligió un presidente corrupto que hoy hubiera estado preso, que destrozó las divisiones juveniles, ¿por qué el equipo que nos representa iba a estar bien?”, se preguntó Guido Glait en el diario Perfil. “Tarde o temprano la mala iba a llegar”. Los periodistas, añadió, en esta “tampoco nos salvamos”.

UNA VIEJA DISPUTA

No es nuevo que los integrantes de la selección se peleen con un sector del periodismo. Ocurrió durante el Mundial de Francia. En aquel junio de 1998, el capitán era nada menos que el Cholo Simeone el que anunciaba las restricciones como consecuencia de una información falsa sobre un posible dopaje de Sebastián Verón. “Cuando el equipo juega mal nos reunimos entre nosotros. Ahora deberían reunirse ustedes, que saben bien quién hace periodismo deportivo y quién hace periodismo amarillo”, dijo esa vez Gabriel Batistuta, el principal goleador argentino hasta que apareció Messi.

Y siempre se trata de Leo. “Messi fue la única, abismal y sideral diferencia”, dijo el diario deportivo Olé. En La Nación, Diego Latorre señaló otra vez con tino: “Decía César Menotti en estos días que el genio necesita un escenario. Y tiene razón. Pero a veces, de repente, y con un mínimo aporte de los demás, el genio se ilumina y lo resuelve todo”.

VUELTA A BARCELONA

El exjugador del Boca Juniors recordó que frente a una “inexpresiva y tibia Colombia” Leo dio la sensación “de que puede contra todo y contra todos”. Pero para Latorre, “resulta indispensable aclarar que lo ocurrido anoche no va a pasar siempre. La genialidad no es permanente, y tiene que estar apoyada por un equipo que la permita”.

Messi viajó a Barcelona con una sensación distinta. Volverá a encontrarse con un Neymar que resultó ganador del duelo de selecciones y que conduce sin problemas a Brasil hacia Rusia después de derrotar a Perú en Lima. Se encontrará con Luis Suárez, cuya selección escolta a los pentacampeones, a pesar de haber perdido 2-1 con Chile. Las eliminatorias los separan. Solo por unas semanas.