En el frío de Moscú, Leo Messi lanzó una promesa devocional: «Si salimos campeones (en Rusia), voy caminando hasta la virgen de San Nicolás». Cincuenta kilómetros de peregrinación, desde su casa en la ciudad argentina de Rosario hasta la iglesia donde se encuentra la imagen a la que el mejor futbolista de todos, al que llaman a veces Dios, ya se ha encomendado.

Pero antes de aspirar seriamente a quedarse con la Copa del Mundo, la selección que dirige Jorge Sampaoli y que tiene al barcelonista como estandarte absoluto, deberá pasar pruebas muy serias. Al capitán le preocupa por el momento encontrarse con España apenas comenzado el certamen. «No me gustaría cruzarme con España, que es uno de los rivales que nos podría tocar en el sorteo, por lo que es, por el juego que tiene: sería un rival muy difícil y prefiero evitarlo», le dijo a TyC Sport. Para La Pulga, Argentina, ahora, no es candidata a ganar el Mundial. «España, Brasil, Alemania y Francia, hoy por hoy, son las que mejor imagen están dejando y las que mejor juego hacen», opinó. La albiceleste sufrió para obtener el pasaporte a Rusia 2018 e, incluso, esquivó el KO.

La presencia de Messi en Moscú transcurre en calma y en medio de estrictas medidas de seguridad y, también de otros detalles que no pasaron inadvertidos. Sampaoli llevó no solo a 26 jugadores, sino a otros 20 juveniles, cuatro empleados de seguridad, dos chefs, cuatro administrativos y a su abundante cuerpo técnico.Argentina juega este sábado con la anfitriona.