Estaba citado a las 10.15 de la mañana de este domingo. A esa hora debía estar Leo Messi en la ciudad deportiva del Barça para someterse a la prueba PCR, previa al inicio de los entrenamientos, fijado para el lunes 31. Pero el capitán, como ya había informado al club, no ha acudido al primer día de trabajo de Ronald Koeman, que arranca su proyecto en medio de una crisis monumental.

El líder que Koeman había elegido para pilotar la reconstrucción de un equipo que quedó derruido en Lisboa hace apenas dos semanas con el 2-8 del Bayern de Múnich no aparece el primer día. Y como le dijo el propio Messi en su única cita, una reunión a solas que mantuvieron la pasada semana, se veía más fuera que dentro.

POSIBLE EXPEDIENTE

Messi, de momento, se siente fuera. Tanto que ni tan siquiera ha pisado la ciudad deportiva porque ya envió la notificación al club para argumentar su ausencia al entender que ya no tiene vínculo laboral. El club, en cambio, sostiene que el contrato del capitán sigue vigente hasta el 30 de junio del 2021, por lo que podría sancionar esta ausencia con la apertura de un expediente disciplinario leve.

Koeman, que estaba también informado al instante por parte del presidente Josep Maria Bartomeu de los últimos movimientos del 'caso Messi', se ha reunido en el despacho con su equipo de trabajo formado por Alfred Schreuder, segundo entrenador, Henrik Larsson, exjugador que asumirá el rol de tercero, y Albert Roca, el el nuevo preparador físico, que ya trabajó en el Barça en la época de Frank Rijkaard.

LA CLÁUSULA DE LA DISCORDIA

Messi no estaba. Pero el resto de la plantilla, incluidos los jugadores con los que Koeman no cuenta (Suárez, Arturo Vidal, Rakitic y Umtiti) sí que se han sometido a las diversas pruebas, citados todos este lunes a la primera sesión sobre el césped de la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. El punto de partida de un proyecto marcado por la incertidumbre.

Al delantero uruguayo, que ya le comunicó el técnico en una breve charla teléfonica que no entraba en sus planes, se le ha visto entrar serio en la ciudad deportiva.

Serio y solo porque solía ir a diario con Messi, su mejor amigo en la plantilla. Pero Suárez, que busca ahora una salida a su futuro, cobrando el año de contrato que le resta con el Barça, sí que ha pasado la prueba PCR. Uno no está (Leo) y otro no quieren que esté (Luis). Y el tridente, sobre el que Bartomeu edificó su exitosa campaña electoral del 2015, ya se ha desmantelado.

Se fue Neymar en el 2017 provocando los desencuentros del presidente con Messi, que quiere irse este mismo verano, aferrándose a la cláusula del contrato, que el Barça considera inválida, y se despedirá a Suárez, pretendido por la Juventus y Paris SG, entre otros grandes equipos.

El capitán, como anunciaron sus asesores legales al club el sábado, considera que ya está desvinculado laboralmente del club al haber ejecutado la cláusula para salir. Una cláusula que el Barça considera que ya ha caducado porque el plazo expiró el pasado 10 de junio.