Qué se recordará dentro de unos meses del partido que disputaron el Eibar y el Barcelona el 19 de mayo del 2019? Apenas nada. Quedará consignado el empate a dos, y también, por supuesto, el doblete de Leo Messi, que convierte al rosarino en el virtual ganador de la Bota de Oro, la sexta de su colección. Dos tantos para poner la cuenta personal en esta Liga en 36, cuatro más que Mbappé, a quien le queda un partido por jugar. Salvo un desmelene apoteósico del francés ante el Reims, la Bota de Oro viajará de nuevo a Barcelona. Pero el resto de lo que sucedió, incluido el bonito gol de De Blasis, la pelea de collejas de Arturo Vidal y Jordán, el debut de Carles Pérez y el encomiable despliegue de Marc Cucurella, se perderá en los pliegues de la memoria como las lágrimas en la lluvia eibarresa.

Tal vez en un intento de buscar un estímulo para sus jugadores, Ernesto Valverde presentó el partido como un ensayo general antes de la final de la Copa del Rey del próximo sábado frente al Valencia. Fue, en todo caso, una de esas pruebas generales que dejan al técnico con cara de preocupación. Con una delantera de circunstancias, en la que Malcom y Sergi Roberto acompañaron a Messi. Al final, un empate para cerrar una Liga ganada con más holgura que brillantez. Y la sensación cada vez mas asentada de que el Barça necesita un reset.