El Valencia respira. La última y sufrida victoria ante el Espanyol, después de 12 jornadas sin celebrar el triunfo en Liga, es la medicina que necesitaba la afición de Mestalla para hacer las paces con su equipo tras semanas de intensa tormenta. En la capital del Turia confían en que el duelo ante los catalanes sirva de punto de inflexión para enderezar el rumbo de una temporada que últimamente avanzaba hacia el precipicio. El conjunto de Gary Neville, un técnico que el sábado estaba más cerca de las oficinas del Inem que de seguir en el banquillo che, retoma el jueves las competiciones europeas con su debut en la actual edición en la Liga Europa (recala procedente de la Champions) con la intención de encarrilar la eliminatoria frente al Rapid de Viena, equipo que arrebató el liderato al Villarreal durante la fase de grupos. Los austríacos llegan a este compromiso en un buen momento, pues comparten la primera posición de su Liga con el Salzburgo.

La afición del Valencia confía en un jugador que el sábado les volvió a ilusionar. Denis Cheryshev, el deseado por el Villarreal, vivió un debut inolvidable en Mestalla. A los 83 minutos, cuando dejó su lugar a Antonio Barragán, gran parte de los seguidores se pusieron en pie para despedirle con una sonora ovación. El ruso había culminado la remontada ante el Espanyol con un gol en el minuto 76. “Todos juntos podemos”, destacó Cheryshev en alusión al apoyo que tuvo el equipo desde la grada. El futbolista se mojó sobre su futuro, a pesar de que recaló en la capital del Turia cedido por el Madrid (finaliza contrato en junio del 2017) sin opción de compra. “Yo quiero hacerlo bien y si todas las partes estamos contentas no habría problema en seguir aquí más tiempo”, añadió. H