Normandía es preciosa, tierra de prados verdes, pueblos reconstruidos tras 1945 y Calvados por la noche. Es el lugar donde existe una carretera que se llama 'vía de la libertad' porque su trazado sirvió para comenzar la liberación de Francia, hace 72 años y expulsar al Ejército alemán. El turismo vive de mostrar cementerios con cruces blancas para los aliados y oscuras para los nazis. Y si se repasa la fecha de nacimiento de los fallecidos (miles y miles) se comprueba que eran chavales mucho más jóvenes que los que desde este sábado se juegan la victoria en el Tour. Muy triste.

La batalla por el Tour, sin embargo, no es sangrienta, aunque como en todos los deportes habrá vencedores y vencidos. El día D (este sábado) y la hora h (12.20 de la mañana) determinan el inicio de una ronda francesa que pasará por las comarcas catalanas del Val d'Aran y el Pallars camino de Andorra (en la jornada reina de los Pirineos del domingo día 10). Sobre el papel, viendo el dibujo de los perfiles de las etapas, no debería ocurrir gran cosa ni producirse un seísmo en la general. ¡Pero qué lejos de la realidad! En el Tour, cada pequeño repecho puede convertirse en una trampa. Y este factor siniestro de la 'grande boucle' ya desespera a todo el pelotón, en los primeros kilómetros, en la primera etapa por tierras normandas.

LA PLAYA DE LOS ALIADOS

Hay miedo. Y lo hay por el frío, por la lluvia, esos típicos chubascos de las tierras del norte que mojan todo el cuerpo porque el aire arrastra el agua que cala todos los huesos, sobre todo si se circula en bicicleta. Y hay temor por el viento, porque algún equipo sin alma ponga 'cuneta', como se dice en el lenguaje ciclista; es decir vayan cerrando la carretera y enviando a los rivales hasta la línea blanca que separa el asfalto de la tierra.

"En etapas como la primera hay que estar atento y es allí donde necesito el apoyo de los corredores especialistas en el llano como Imanol Erviti", imploró Nairo Quintana este viernes. Hace un año, en una jornada similar por Holanda, se produjo una caída delante de Quintana y este se cortó De no haber perdido más de un minuto por el incidentes podría haber ganado el Tour. Quintana lo sabe. Y Contador y también Froome, quien se cayó en el 2013 antes de aparecer el 'pavés' de Roubaix y se tuvo que retirar. Por eso, nunca un favorito se debe descuidar en el Tour, siempre delante, donde hay menos peligro, siempre atentos aunque con la inteligencia de apartarse en los últimos kilómetros cuando los 'locos del esprint' pasan a la acción (Marcel Kittel, Mark Cavendish, André Greipel, John Degenkolb, Alexander Kristoff yBryan Coquard a la cabeza). Esa es otra batalla, la de este sábado acabará en Utah Beach, una de las playas donde desembarcaron los aliados.