El Mirandés salió airoso de Anoeta (2-1). La Real Sociedad obtuvo una exigua ventaja en la ida de la segunda semifinal de la Copa del Rey y deberá someterse al efecto Anduva, el 4 de marzo, para ganarse el billete a la final.

Oyarzábal parecía decantar pronto la eliminatoria para los txuri urdin (transformó un penalti en el minuto 9), pero Matheus, el hombre más resolutivo de los burgaleses en la competición, anotó un gol que vale su peso. Si bien la alegría por el 1-1 duró apenas tres minutos al equipo revelación de esta edición (Odegaard volvió a poner por delante a los locales al filo del descanso), lo cierto es que el Mirandés, que no le perdió la cara al encuentro en ningún momento, no le hizo ascos al marcador final, después de que se haya plantado en la penúltima ronda gracias a que ha ejercido de matagigantes en su casa ante Celta, Sevilla y Villarreal.

La Real Sociedad no fue ese equipo alegre que venía de imponerse en el Bernabéu en la eliminatoria anterior y al Athletic, en su casa, en el reciente derbi liguero. Ni siquiera con el madrugador 1-0, que parecía allanar su presencia en la final de la Copa del Rey al cabo de 33 años.

La segunda mitad fue peor para los vascos y ligeramente más propicia para un cuadro burgalés que mereció al menos el empate y que se fue de San Sebastián con la eliminatoria totalmente abierta a sus intereses, si bien las últimas intervenciones corrieron a cargo de su portero, Limones.

Sea la Real o el Mirandés, a La Cartuja se llega vía Anduva, en la resolución de un cara a cara insospechadamente igualado, después de que el primer asalto no reflejase la teórica diferencia entre un equipo de la parte alta de la clasificación en Primera y otro de la zona media Segunda A.