La competición ha dado pronto una oportunidad de enmienda para el Villarreal. Esta tarde los amarillos inician su camino en una Copa del Rey en la que el objetivo no es ser una mera comparsa. El Toledo espera a un equipo necesitado de recuperar las buenas sensaciones perdidas después de dos derrotas consecutivas en la Liga y un empate en Zúrich que complicó el futuro en la Europa League. No es, quizá, el rival más motivador para cambiar la dinámica negativa de las últimas semanas, pero sí un paso obligado para acabar el año de la mejor manera posible. «Este tipo de partidos son más difíciles de lo que la gente cree; si no los afrontamos como finales no tendremos continuidad en la Copa», apunta Escribá, consciente de que la eliminatoria ofrece poco que ganar cara a la galería, pero sí mucho que perder en el caso de un inesperado tropiezo. Por ello, ha preparado la ida en el Salto del Caballo como si enfrente estuviera «un Madrid o un Barça».

DESCANSO PARA EL CAPITÁN / El técnico afronta como toda la tensión posible una cita en la que el Villarreal parte como gran favorito, pero también mirando de reojo el compromiso del sábado en Leganés, y a medio plazo la finalísima en la liguilla de la Europa League ante el Steaua, el jueves siguiente. Escribá se deja en casa a cinco titulares, empezando por el capitán, Bruno, el jugador hasta ahora con más minutos acumulados en sus piernas. Tampoco estarán Asenjo, Costa, Víctor Ruiz y Soriano, además de Pato. Será una nueva ocasión para poner a prueba el fondo de armario del equipo, en entredicho tras el pobre papel de los dos partidos europeos --Osmanlispor y Zúrich--, en los que el preparador amarillo ha puesto en práctica en su máxima expresión su sistema de rotaciones.

Aun así, el Villarreal podrá presentar en Toledo un once lo suficientemente competitivo como para no ver comprometido su futuro en la competición. Más que de jugadores, el problema que el Submarino puede encontrarse es de actitud. «Si salimos al 90% tendremos problemas; el Toledo saldrá al 110%», advierte Escribá, que también espera que los jugadores elegidos sepan adaptarse a un terreno de juego que, según los informes, no se encuentra en las mejores condiciones.