Moi Gómez lleva el escudo del Villarreal grabado a sangre. Un sentimiento forjado a base de lágrimas —cuando, con 11 años, extrañaba a la familia desde la residencia de la Ciudad Deportiva— y de éxitos, con un temprano debut en el fútbol profesional a los 16 años y con el primer equipo del Submarino a los 17 y cinco meses, en Málaga. Así, cuando este verano recibió la llamada del club ofreciéndole volver a vestir de amarillo no lo pensó. «Para mí era importante regresar a casa; es una oportunidad que no puedo dejar escapar», dice. Y a ella se aferra con un inicio de Liga espectacular, afianzado en la titularidad y protagonista en los goles (2) y en las asistencias (1).

Getafe y Gijón no fueron periodos de aprendizaje demasiado positivos cuando el alicantino de Rojales tuvo que abandonar el Villarreal a los 21 años, primero cedido y después desvinculado. Pero todo empezó a cambiar en Huesca, primero con el histórico ascenso a la máxima categoría y después convirtiéndose en referente del equipo aragonés pese al descenso. El club groguet volvió a fijar su mirada en su hijo pródigo.

Y Moi devuelve la apuesta a base de buenos partidos. «El míster me está dando mucha confianza desde mi regreso; aparte, los compañeros me lo están poniendo muy fácil», indica un Moi al que Calleja tiene como una especia de comodín en el centro del campo, donde puede jugar «en cualquiera de las posiciones». Un aval en una plantilla en la que «hay mucha competencia y mucha calidad», sostiene.

Junto a Iborra y Cazorla, Moi es el otro fijo en el centro del campo amarillo. Los tres han contado por titularidades las cuatro jornadas disputadas, la última importantísima por ser la de la primera victoria. «Tras lo sucedido en los tres primeros partidos necesitábamos ese primer triunfo», destaca Moi, que quiere dar continuidad al 0-3 de Leganés este sábado. «Después de dos partidos en casa sin ganar ya tenemos ganas de dar una alegría a nuestra gente», subraya. En casos como el de Moi, segundas partes sí están siendo buenas.